Washington y Moscú iniciaron el lunes un encuentro de dos días para discutir la crisis de Venezuela, en un debate donde las sanciones estadounidenses al régimen de Caracas se batirán en duelo con los intereses rusos, y donde las partes podrían comenzar a explorar como sería el país petrolero en una era post Maduro.

Los expertos no esperan grandes avances el martes, al término de la reunión en Roma sostenida entre el enviado especial para Venezuela, Elliot Abrams, y el vicecanciller Sergei Ryabkov y otros funcionarios rusos.

Pero el solo hecho de que Rusia haya accedido discutir con Estados Unidos la situación en Venezuela no es un buen augurio para Maduro, dijo José Cárdenas, quien ocupó altos cargos en el Departamento de Estado, el Consejo Nacional de Seguridad y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

“Si yo fuese Maduro, yo estaría muy preocupado porque es una indicación de que Rusia llegó a un punto donde está dispuesta a explorar todas sus opciones (…) estuviese muy preocupado que estos dos países estuviesen reunidos en alguna parte discutiendo su futuro”, dijo Cárdenas desde Washington.

“El telón de fondo de esta reunión es que en este momento es muy difícil ver como Maduro va a sobrevivir, ante toda la presión que está ejerciendo Estados Unidos contra su régimen. Y ante ese escenario Rusia le quiere comunicar a Estados Unidos que tiene influencia, tienen palanca en esta situación y que en consecuencia no puede ser ignorada en todo este proceso”.

Por el momento, Rusia está haciendo todo lo posible para convencer al régimen de Maduro de que no tiene dudas sobre su sostenibilidad al acceder a reunirse con la diplomacia estadounidense.

En declaraciones transmitidas por el servicio de noticias ruso, el vicecanciller enfatizó que su delegación “hará todo lo posible para proteger nuestra cooperación con Caracas”, y al mismo tiempo advertirle a Washington sobre el “uso de presiones ilegales sobre el legítimo gobierno de Caracas”.

Pero las diferencias de los dos países sobre el régimen de Maduro no les imposibilitan que se sienten a dialogar, dijo.

“Moscú y Washington tienen posiciones diametralmente opuestas sobre el tema, pero eso no significa que no debamos conversar”, manifestó Ryabkov.

Rusia es actualmente uno de los pocos aliados que se mantiene al lado de Maduro, en momentos en que Estados Unidos y más de medio centenar de países —la mayoría de ellos democracias— respaldan al rival presidente interino Juan Guaidó

Rusia mantiene algo más de $9,000 millones invertidos en la industria petrolera venezolana. Pero los proyectos conjuntos han demostrado ser una gran decepción para las compañías rusas, al tiempo que las recurrentes solicitudes de Maduro para que le envíen ayuda financiera en medio de las dificultades han comenzado a ser resistidas por Moscú, que comienza a ver al país petrolero como un barril sin fondo.

El que Rusia le esté diciendo a Maduro que no le dé demasiada importancia a la reunión que sostendrá con Estados Unidos no es algo que realmente sorprenda, dijo desde Miami Otto Reich, ex subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental.

Pero las aspiraciones de Rusia en ese encuentro no son lo que declaró Ryabkov para calmar a Caracas, de que utilizará el encuentro para convencer a Washington sobre la necesidad de dejar de presionar a Maduro.

“Yo no lo creo”, dijo Reich. “Lo que le interesa [al presidente ruso, Vladimir] Putin es proteger esos intereses, ese dinero que ha puesto, esas compras que ha hecho y al final a él no le importa tanto de que si esas garantías las brinda Maduro o las brinda otra persona”.

Claro, en término de preferencias, Putin preferiría que esa persona fuese Maduro o alguien como Maduro que brinde continuidad a la cleptocracia en que se ha convertido Venezuela, dijo el diplomático.

Pero la principal preocupación de Putin es el dinero, dijo.

Cárdenas agregó que no espera que el encuentro de esta semana brinde grandes resultados, y que las partes estarán más que nada midiéndose entre ellos, de la misma manera que dos boxeadores lo harían durante el primer round.

Estados Unidos probablemente enfatizará su posición de que Maduro debe irse y el vicecanciller ruso plantearía sus objeciones ante el planteamiento y al finalizar probablemente emitirán un breve comunicado con una lista de los temas discutidos, dijo Cárdenas.

Pero el comunicado también podría incluir la disposición de las partes de seguir conversando, si es que las partes terminan colocando sus cartas sobre la mesa, lo que convertiría la reunión de esta semana en el preámbulo de un proceso de negociaciones para llegar a un entendimiento sobe la crisis venezolana, señaló.

Guaidó, por su parte, celebró la decisión de ambos países de discutir la crisis venezolana.

“La comunidad internacional está clara en lo que aquí ocurre, Estados Unidos se reúne con Rusia; eso será clave para la transición”, señaló.

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