Rocío San Miguel nunca debió haber sido desaparecida ni detenida. El proceso penal ha estado marcado por irregularidades y falta de garantías al debido proceso. A más de un año de su detención, el Estado venezolano aún no ha proporcionado pruebas que sustenten su acusación de “traición a la Patria, Conspiración, Terrorismo y asociación, entre otros” contra San Miguel.
La defensora de derechos humanos padece laberintitis, una irritación del oído que conlleva la pérdida del equilibrio. A pesar de haberlo expresado a las autoridades en El Helicoide, esa condición no fue debidamente tratada y sufrió una caída en agosto del 2024. A raíz de esa caída, se fracturó el hombro derecho y, como consecuencia de la falta de atención médica oportuna, sufrió deformidades de los ligamentos del mismo. No fue sino hasta diciembre—cuatro meses después de la caída—que recibió atención médica y se diagnosticó la lesión, que requiere una intervención quirúrgica. En aquél momento se publicaron fotos de esta atención médica, en absoluta violación de su derecho a la privacidad. Rocío San Miguel ha perdido en gran medida la movilidad de su brazo derecho. Ella necesita ser operada y tratada por sus médicos de confianza con urgencia.
Dada las circunstancias, exigimos que le sea otorgada una medida humanitaria, de modo que pueda recibir la atención médica de su elección y recuperarse bajo el cuidado de su familia. Con cada día que pasa, tratar la lesión en su hombro se vuelve más difícil, aumentando el riesgo de que pierda la movilidad de su brazo de manera permanente. Desde las organizaciones internacionales firmantes, reiteramos nuestra exigencia de libertad inmediata para la defensora Rocío San Miguel.