
En un mensaje muy duro, el papa estadounidense y peruano aseguró que «el corazón sangra al pensar en Ucrania, la trágica e inhumana situación en Gaza y Oriente Medio, devastado por la expansión de la guerra»
Y entonces expresó su tristeza porque «en muchos contextos, la imposición de la ley del más fuerte, con la que se legitiman los propios intereses».
Además, calificó de «desalentador» el ver «que la fuerza del derecho internacional y del derecho humanitario ya no parecen obligar, sustituida por el supuesto derecho a obligar a otros mediante la fuerza».
«Esto es indigno del hombre, vergonzoso para la humanidad y para los responsables de las naciones. ¿Cómo se puede creer, tras siglos de historia, que las guerras traen la paz y no se vuelven en contra de quienes las llevan a cabo? ¿Cómo se puede pensar en sentar las bases del mañana sin cohesión, sin una visión global animada por el bien común?», condenó.
Y agregó «que la gente ignora cada vez más la cantidad de dinero que va a parar a los bolsillos de los mercaderes de la muerte y con el que se podrían construir hospitales y escuelas y en cambio, los ya construidos se destruyen».
El papa subrayó además que «la violencia de la guerra parece azotar los territorios del Oriente cristiano con una vehemencia diabólica nunca antes vista.»
«Nosotros, toda la humanidad, estamos llamados a evaluar las causas de estos conflictos, a verificar las verdaderas e intentar superarlas, y a rechazar las falsas, fruto de simulacros emocionales y retórica, desenmascarándolas con decisión», añadió.
Y aseveró: «La gente no puede morir por noticias falsas».
A los cristianos los animó «además de indignarnos y alzar la voz» a «arremangarnos para ser constructores de paz y promover el diálogo». «Nos corresponde convertir cada noticia e imagen trágica que nos impacta en un grito de intercesión a Dios. Y luego ayudar, como ustedes lo hacen y como muchos lo hacen», añadió.