Por: Luis Velázquez Alvaray
Cuando cayó el muro de Berlín, Fidel Castro, instruyó a unos de los más perversos alguaciles, Lula Da Silva, a crear un monstruo ambulante, mefistofélico y criminal, para extender el mal por el mundo, como siempre lo soñó este megalómano, de genes cruzados con fuego y brujería.
Su primer objetivo fue Venezuela alcanzado en una conversación con otro ególatra rimbombante y falsario: Hugo Chávez Frías.
La idea del cruel farsante caribeño, alguna vez expresada en la década del 60, y repetida por sus gritadores de circo, era inundar de drogas el mundo para derrocar el imperialismo yanqui y convertir todo esto en vietnams, esta vez con armas alucinógenas.
El empeño de Castro ha triunfado y el parapeto de sao paulo lo han convertido en el mayor cartel de droga del mundo, con ramificaciones en todo el globo y las calles infectadas de cocaína y sus millonarias ganancias, transmutadas en armas y en compra de conciencias para impulsar la desestabilización. Ya no lo ocultan; las finanzas del narcotráfico mueven sus fichas donde se necesitan, con dinero, armas, vuelos especiales y camuflados, pasaportes venezolanos y la lista de consignas, donde destacan los insultos. Es la violencia saqueadora. Chile ya está en el disparadero y allí ha hecho su trabajo el dinero sucio. En Colombia tienen un saboteador mercenario en cada esquina, con el candidato Petro, disparando insultos en las redes y la alcaldesa de Bogotá bombardeando las familias y las creencias religiosas. Han logrado penetrar el partido demócrata y las calles de EEUU son encendidas cuando la Habana decide.
Quebrada PDVSA mutan los canales financieros, que durante 15 años aproximadamente mantuvo el comunismo mundial; optaron por usar dinero del narcotráfico, de este acaudalado cartel de la droga, que se llama Foro de Sao Paulo, la transnacional más poderosa del planeta, que a través del Estado Venezolano, como plataforma básica, ejecuta una triangulación de pagos cuyas facturas se emiten ya limpias, pasadas por las lavadoras de los organismos gubernamentales, de allí el entramado de empresas mundiales que reciben cuantiosas fortunas.
PDVSA no produce petróleo, produce drogas y disfraza los dineros en bancos iraníes, turcos, asiáticos, tailandeses y toda una red mundial investigada por periodistas independientes.
Tienen sus propias navieras, La droga da para todo y así han construido una poderosa cadena de medios unido al manejo de las redes sociales, con novedosos procedimientos y con los técnicos mejores pagados. Funcionan a sus anchas en los países europeos y en los propios Estados Unidos. Ejemplo en este último país, la empresa Novum que maneja desde Houston, Texas, un disfraz operativo de este dinero mal habido. Si existía un Pablo Escobar ahora son miles en el globo. La diferencia es que su poder es incomparable: cuentan con un Estado a sus anchas y la boina roja de la inequidad y la perversidad.
La mutación se ha dado: PDVSA de oro negro pasó a producir oro blanco: cocaína.
El Foro de Sao Paolo ha politizado la droga para cometer estos actos delictivos bajo la bandera de la trama de Odebrecht, un crucigrama ligado con droga y las contrataciones descubiertas eran apenas la punta de iceberg, nunca era para obras, fueron el pasillo de lavado del narcotráfico. Triple negocio: es una olla con dinero del estado, dinero de la cocaína y dinero del secuestro y extorsión de la Guerrilla y el Terrorismo.
El 80% de la droga que ingresa a Europa proviene del Cartel de Sao Paulo. Han perdido los cargamentos de sur provenientes de Bolivia con el capo mayor Evo Morales, que viajó a Caracas para revitalizar el negocio.
El cartel de Sao Paulo surte 28 millones de consumidores en el mundo. El 36% en América del Norte. Esto sin incluir la mariguana y drogas sintéticas, del que este cartel también se nutre. Han llegado a tal descaro que la reunión con Evo Morales y demás representantes del Cartel de Sao Paolo de hace dos días en Caracas, se incluía como punto en la agenda revitalizar el mercado de estupefacientes a partir de la covid 19.
El cartel de Sao Paulo ya amenaza de muerte a través de sus destacados voceros. De allí que la salida del dirigente político Leopoldo López no es asunto de poca monta. El plan de asesinarlo que cometerían en su residencia se vio frustrado al salir López de allí a la Embajada de España. Sería un caso como el del concejal Alban ya común en el Castro Chavismo: asesinarlo y presentar luego como un acto de suicidio. Diosdado Cabello lo repite a cada momento, extendiendo la amenaza en los últimos días a los comisarios Iván Simonovis y Henry López Sisco.
El polvo de la droga lo explica la brisa Bolivariana y ya llega a los Estados de la Unión Americana, como un Huracán con su destrucción y sus mascarillas de sangre.