Por Ysaias Fernandez

El régimen oprobioso que a Venezuela destruye, con ensañada crueldad e impunidad, y demostrando la más grande cobardía, todo lo guapo y sobrado que se la da está en la complicidad de un alto mando militar de “letras minúsculas» que apoya esta porquería; más valiente es una hormiga que sube por la montaña si a ella se compararían. ¿valientes?, valiente es un pueblo desarmado, noble y digno que diariamente resiste los embates criminales, demostrando su gallardía, que no se rinde ni claudica a los valores y principios republicanos, buscando la libertad, ansiando que llegue el día del fin de esta pesadilla que representa esa narcotiranía.

Del pueblo inerme, hambreado se burlan en demasía, porque en el poder de las armas se siente el régimen invencible y confiado, cometiendo las más horrendas tropelías. Ese «alto mando militar», que grande le queda ese nombre por arrastrarse con tan asquerosa y repudiable alcahuetería, ha manchado el honor del uniforme y traicionado el juramento de defender la Constitución y de proteger al pueblo, y que las armas en su contra jamás las usarían, no siendo dignos de llevarlo ni de lucir en él las insignias y condecoraciones claramente inmerecidas.

En vez de honrar su sagrado juramento de cumplir y defender la Constitución y al pueblo, se jactan orgullosos postrándosele vergonzosamente de rodillas al régimen, manifestándole toda su lealtad y el compromiso de defenderlo, inclusive a cambio de sus propias vidas; así como fervorosamente le rinden culto al extinto Chávez, gritando que vive y es supremo. ! Que barbaridad!, es lo que Bolívar diría.

No hay en el diccionario palabras para calificar tan aberrante y desquiciada conducta, ni describir todas las atrocidades que contra el pueblo se han cometido por la acción directa o por la complicidad de estos malignos seres de indigno uniforme, de tan inmoral conducta y despreciable categoría. Al país y a la historia, tarde o temprano, habrán de responderle por todas las masacres y graves injusticias cometidas; y tengan absolutamente seguro esbirros y asesinos que conforman esta jauría, que de la Justicia del hombre y la Divina no escaparían, aunque es irreparable el inmenso daño material causado y todos los lamentables casos de las vidas injustamente segadas que nunca se recuperarán.

En medio de la catástrofe, y encontrándose el país literalmente en una profunda emergencia y en terapia intensiva, con fe y esperanza en Dios, se apela a la reserva moral que todavía existe en esa institución castrense con la imagen prácticamente destruida, para que de una vez por todas los verdaderos soldados patriotas y herederos del Ejército Libertador den un paso al frente y !salven a Venezuela! de las manos de estos narcoterrorista y criminales genocidas, expulsen a los cubanos y demás aliados extranjeros que han hollado el sagrado suelo patrio, y reivindiquen los principios y valores históricos democráticos, que son el espíritu y la razón de ser de esta institución armada, otrora respetada, admirada y querida.

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