Rubén González, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Ferrominera del Orinoco, exigió la liberación de Rodney Álvarez y envió un mensaje a Michelle Bachelet, Alta Comisionada de DDHH de las Naciones Unidas.
Por Sebastiana Barráez/infobae
Por exigir reivindicaciones hay persecución contra la dirigencia sindical en Venezuela e intimidación a la masa laboral de Guayana, llamada zona del hierro, donde están las más grandes empresas de aluminio, la siderúrgica, la de carbón, que alguna vez, antes de la llegada de la revolución bolivariana, fueron de las más importantes de la región, hoy casi paralizadas.
Quien lo denuncia es Rubén González, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Ferrominera del Orinoco (Sintraferrominera), quien estuvo preso desde la madrugada del 29 de noviembre de 2018, a su regreso de una protesta de trabajadores en Caracas. Al dirigente sindical lo condenó, a cinco años de prisión, el Tribunal Militar Quinto, ratificada por la Corte Marcial, con la excusa de delitos de ultraje a la Fuerza Armada y ultraje al centinela. En agosto del año pasado, en el marco de indultos masivos, salió en libertad.
El dirigente le hace un llamado a la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, Michelle Bachelet; y a la Organización Internacional del Trabajo (OIT): “Ustedes ya saben que aquí hay crímenes de lesa humanidad. Pronúnciense, ya no va a ser un informe, sino la acción que estamos esperando todos los venezolanos”.
Caso Rodney
Ai González fue un preso simbólico, más lo es hoy Rodney Antonio Álvarez Rodríguez, trabajador de Ferrominera, quien lleva años preso con violación descarada al debido proceso. Es un rebelde nato y se negó a aceptar arreglos con el Gobierno de Maduro, aun cuando sus condiciones son extremadamente duras en el Internado Judicial El Rodeo II, Guatire, estado Miranda.
El año pasado Álvarez se declaró en rebeldía. “He entendido que al reo que persigue este régimen es a la clase obrera, soy prisionero político, ya no le seguiré el juego a mis captores, no asistiré más a los tribunales, al palacio de la injusticia, ya no le seguiré el juego a la jueza Paolette Guevara ni al secretario del tribunal”.
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El interés de apresarlo no fue por justicia, sino por la intención de callarlo, de neutralizar sus acciones en defensa de los trabajadores. Lo irónico es que Álvarez es un dirigente de la izquierda latinoamericana y termina siendo víctima de la revolución bolivariana. El entonces gobernador del estado Bolívar, amigo personal de Hugo Chávez, general de división (Ej.) Carlos Rangel Gómez, estuvo tras la acción de dejarlo detenido. El alto oficial, que después se fue a México, donde vive con mucho lujo, según revelan quienes lo han visitado, financió a los dos abogados acusadores e influyó en la Fiscalía para que retardara todo el juicio.
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Obreros del gobierno obrero
A medida que ha pasado el tiempo, y desde hace semanas, se ha elevado el nivel de protesta de los trabajadores de la zona del hierro, porque no es solo los de Ferrominera, también ocurre con los obreros de las empresa ALCASA y SIDOR, la mayoría de los cuales siempre apoyaron a la revolución bolivariana, representaban la masa que acompañaba los mítines del partido de gobierno. La realidad los ha enfrentado hoy con el patrono, que ha demostrado ser implacable que, aunque Nicolás Maduro se declara “presidente obrero”, los más golpeados por la revolución son los trabajadores.