Venezuela entró en una especie de dolarización informal. El espiral hiperinflacionario en el que está sumergido el país, que pulverizó el valor adquisitivo del dinero venezolano, ha llevado a los ciudadanos a migrar de forma espontánea al metálico de mayor peso en la región, aún cuando la Constitución establece al bolívar como la moneda oficial.

Los precios en la nación van a la par de un paralelo cuyo valor se eleva a diario, e incluso hay quienes ya optan por tarifar sus productos o servicios con la moneda estadounidense o al “cambio del día”.

Ejemplos de lo antes dicho hay muchos. La compra, venta y alquiler de vehículos o inmuebles, e incluso servicios como el de la fotografía se cotizan en billetes de los verdes dentro del territorio “bolivariano”, pero ¿por qué ocurre esto?

“Esto es una consecuencia del proceso hiperinflacionario donde la moneda, en este caso el bolívar, pierde el valor ante los tenedores y en vista de esta situación los agentes económicos comienzan a darse cuenta de que tener bolívares no significa ninguna reserva de valor de sus activos, patrimonios o de su trabajo por lo que se dolarizan”, explica el economista Guillermo García.

Y es que el alza acumulada de precios de 825% en lo que va de año, según estimaciones de la Asamblea Nacional, que podría alcanzar los 1.133%, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), refleja que los costos en el país se han estado duplicando cada 100 días y que el alza en los costos del próximo año provocará que los precios se doblen cada 75 días, expone el también economista Jesús Casique.

Precisamente en estas cifras se basan los expertos para asegurar que el bolívar perdió la batalla ante la crisis, al ver pulverizado su valor adquisitivo. Por ello no extraña que de forma informal los venezolanos intenten migrar sus ingresos hacia el dólar.

Hay una dolarización de hecho y esto ocurre cuando se llegan a los niveles de hiperinflación que estamos viviendo en la que hay un encarecimiento de los productos, señala el economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) José Miguel Uzcátegui.

¿Puede sostenerse un negocio dolarizado en Venezuela?
El deterioro del aparato productivo nacional ha llevado a que muchos de los artículos que se consumen en territorio venezolano sean importados y en consecuencia su valor se calcula en base al costo de la divisa que se utilizó para adquirirla. Sin embargo, la dificultad de adquirir monedas extranjeras, dado al férreo control cambiario decretado desde 2003, ha generado el alza descontrolado en un mercado negro monetario al que la mayoría de los comerciantes acuden para ingresar productos a la nación.

Para los expertos, este mismo descontrol generado por los controles de cambio y precios que ha impuesto el Gobierno Nacional ocasionan que para cualquier negocia sea “insostenible” mantenerse aunque esté informalmente dolarizado.

“Como ha subido el precio del dólar y bajado el bolívar, pone en un nivel muy elevado el precio de los verdes, esto hace que en términos de dólares se han contenido las compras. Es decir, hay más oferta que demanda”, indica Uzcátegui.

En la misma línea coincide García, recalca que un tener un negocio que cobre en dólares es “insostenible” dado los niveles de inflación.

“Pero eso no es producto de la dolarización sino un mismo efecto de la misma hiperinflación porque los precios son tan elevados que básicamente llega el punto en que no se puede trasladar los costos al bolívar porque aunque se haga se consigue con que el bolívar ha perdido capacidad de compra, tanto que ya ni siquiera se puede adquirir prácticamente nada teniendo el dinero”, añade.

¿Y es primera vez que ocurre algo así?
Este proceso de dolarización informal no es inédito. De hecho, muy cerca en la región ocurrió algo similar cuando a principios de siglo los ecuatorianos decidieron iniciar la migración de su moneda al billete estadounidense.

Una nota publicada en el diario El Universal resalta que para finales de los años noventa Ecuador experimentó una fuerte crisis económica y financiera. La conjunción de: amplios desbalances en materia fiscal, incremento de la deuda externa, caída en los precios del petróleo – su principal producto de exportación – y el fenómeno climático “El Niño” en 1998 que impactó fuertemente el aparato productivo, provocaron que un año más tarde el país experimentara una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de 6,54% y una tasa de inflación de casi 100%, que venía incrementándose en esos últimos cinco años y se esperaba continuara así para el año 2000.

Ante este escenario, y en búsqueda de un mecanismo que le devolviera la estabilidad a los precios y el retorno a la senda de crecimiento económico, el gobierno ecuatoriano de turno decidió anunciar la dolarización de la economía en enero del 2000.

“Un factor importante que se reconoce en la ejecución de esta medida en el Ecuador, es la dolarización informal que existía previamente. En el periodo anterior a la dolarización oficial, bajo el tipo de cambio flotante y sin control de capitales, muchas transacciones se realizaban en dólares, la gente cambiaba gran parte de sus ingresos por sueldos y salarios a la moneda americana y existían muchos con tenencias para hacer los cambios, por lo que la popularidad de la medida ya era amplia incluso antes de oficializarse”, dice el texto publicado en el rotativo venezolano.

¿Podría pasar algo así en Venezuela?
Tomando en cuenta el escenario actual, muy parecido al de Ecuador en principios de milenio, los expertos no descartan que el país pueda vivir un proceso de dolarización oficial en un momento determinado.

“En procesos hiperinflacionarios los gobiernos terminan oficializando esta clase de medidas porque no pueden manejar los niveles de hiperinflación y tienen que establecer una dolarización plena”, mantiene García.

De hecho, asevera que esta podría ser una solución definitiva al descontrol en el aumento de los precios en el país.

“He planteado desde hace cuatro años que se establezca la dolarización en Venezuela para acabar con esta inflación, porque este tema se ha agudizado en los últimos años pero viene desde hace mucho tiempo atrás porque no hemos tenido un Ejecutivo que lo controle y uno de los beneficios que tiene esta medida es precisamente esa”, subraya.

Se basa en que una medida como esta impediría al Banco Central imprimir dinero y obliga al gobierno a tomar acciones para generar mayores ingresos a través de inversiones o vía impuestos, “pero no se puede imprimir billetes y se le pone una camisa de fuerza a los políticos porque ya no pueden devaluar más ni crear inflación”.

Y es que la impresión de dinero inorgánico ha sido clave para construir el sendero hacia la hiperinflación actual, de acuerdo con el especialista.

“La inflación aquí está descontrolada porque el Gobierno imprime mucho más bolívares de lo que la economía puede justificar y no hay un contrapeso con mayor producción, porque si hay muchos bolívares con poca producción hay poco dinero percibiendo poco lo que se traduce en aumento de precios. Por eso la inflación está descontrolada y la única forma de cortar de raíz eso es con la dolarización”, puntualiza.

Pero García no es el único en plantear esta acción como una solución a la crisis. Ya para el año 2014, cuando la recesión económica comenzó a tomar fuerza en el país, los diputados a la Asamblea Nacional Walter Márquez y Abelardo Díaz, junto con un equipo de economistas y parlamentarios de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), propusieron ante el Legislativo un proyecto de ley para dolarizar la economía venezolana y así superar la disyuntiva nacional.

A través de una nota de prensa, Márquez resaltó que siguiendo el ejemplo de países como: Ecuador, Panamá y El Salvador, Venezuela podría aplicar la dolarización a partir de la moneda local.

“En Panamá circula desde hace tiempo el balboa como moneda oficial y también el dólar, lo mismo pasa con Ecuador, donde antes de que llegara el presidente Correa se había dolarizado la economía”, expresó, destacando que había que migrar al metálico estadounidense tanto los precios como los salarios, bienes y servicios.

No obstante, el mandatario Nicolás Maduro desechó la propuesta tachándola de “delito contra la estabilidad económica del país”.

Sea así o no, lo cierto es que la hiperinflación en la que entró la nación ya está haciendo mella sobre el valor adquisitivo de los venezolanos en tanto los productos, bienes y servicios continúan cotizándose a precios del dólar paralelo, dejando atrás a un bolívar cada vez más debilitado.

Vía Caraotadigital.com

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