Además de mostrar su estilo e ir tomando decisiones que marcarán el camino de su pontificado, otro de los asuntos que dejó “sin terminar” su predecesor fue el Jubileo de la Esperanza, uno de los grandes acontecimientos eclesiales de los últimos 25 años. El Año Santo concluirá con el cierre de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 6 de enero del año que viene. Fecha que coincide con la fiesta de la Epifanía, aunque en las iglesias locales, en cada diócesis, la clausura se producirá el 28 de diciembre de este año. Hasta entonces se sucederán eventos programados a los que podrían sumarse otros nuevos por expresa decisión del nuevo Pontífice. Está por ver si el programa para las semanas siguientes a su elección continuará tal cual está establecido o sufrirá alguna variación. Por ejemplo, próximamente tendrá lugar el Jubileo de las Cofradías, el de las Familias, el de los Movimientos o el de los jóvenes. Este último a finales de julio y primeros de agosto. Se prevé la llegada a Roma de más de un millón de jóvenes, que vivirán una especie de Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en la zona romana de Tor Vergata. Y será esos días cuando el nuevo Papa canonice a Pier Giorgio Frassati, uno de los beatos más queridos de los italianos: un joven laico dominico de Acción Católica.
Con las dudas sobre lo que queda de Jubileo encima de la mesa, lo que está claro es que pasará también a la historia por haber sido convocado e iniciado por un Papa, y clausurado por otro. Pero en la agenda del nuevo sucesor de Pedro existen otras citas que tendrá que abordar con inmediatez. El viaje a Nicea con motivo del 1.700 aniversario del Concilio es una de ellas. Era un deseo de Francisco. Una de las efemérides que la Iglesia quiere celebrar y destacar. Y así lo expresó Bergoglio en junio de 2024 en una audiencia en el Vaticano con la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. “Yo–dijo en aquella ocasión– tengo el deseo de ir; y agradezco a Su Santidad Bartolomé por invitarme a celebrarlo cerca del lugar donde se reunió el Concilio».
En las congregaciones generales, los encuentros pre-cónclave, uno de los asuntos discutidos ha sido el de los conflictos internacionales, en especial el de Rusia y Ucrania, e Israel y Gaza. De hecho, la última de estas reuniones concluyó con una declaración conjunta de todos los cardenales mostrando su preocupación y exhortando a las partes implicadas a la paz.
Rusia es uno de los destinos a los que Bergoglio podría haber ido, aunque ante los rumores incesantes de una posible visita, el Vaticano salió a desmentirlo en marzo de hace un año. Las relaciones entre el Vaticano y el país no pasan por el mejor momento, y eso que Francisco hizo todo lo que estuvo en sus manos para frenar el conflicto, poniendo a la cabeza de las negociaciones al papable Matteo Zuppi, quien ha reconocido en los últimos días que no se existen avances en esta mediación.
Otro de los retos ‘imposibles’ será el de normalizar las relaciones con China. Uno de los logros del Papa argentino fue el acuerdo provisional en 2018 sobre el nombramiento de obispos. Desde entonces, se ha extendido de forma provisional hasta el día de hoy y permite a ambas partes revisar las propuestas de obispos antes de su nombramiento por parte del Papa. Sin embargo, nada más morir Francisco, Pekín nombró dos nuevos obispos sin consultar al Vaticano y contar con el beneplácito de la Iglesia, saltándose así, a priori, el acuerdo. Sobre las relaciones de la Santa Sede con este país también han hablado estos días los cardenales en las reuniones previas. Con Francisco parecían haber mejorado. El nuevo Papa deberá sopesar cómo continuar este camino.