Desde su pequeña lancha de motor, Roberto ha visto el ascenso y la caída de la industria petrolera venezolana. Durante una década ha transportado a los trabajadores a través del lago de Maracaibo hasta las vastas instalaciones de producción que se alinean en sus orillas, que una vez fueron la joya de la corona de la compañía petrolera nacional del país.
Pero a medida que la industria ha colapsado, también lo hizo el medio de vida de Roberto.
“Todo ha cambiado … se acabó”, dijo al Organized Crime and Corruption Reporting Project, OCCRP, solicitando a los periodistas que se refirieran a él utilizando un seudónimo por temor a represalias.
La compañía petrolera estatal Petróleos de Venezuela, S.A., conocida por PDVSA, que en su día fue el motor de una de las economías más fuertes de Sudamérica, se ha hundido por la mala administración y la corrupción. Ejecutivos petroleros y sus cómplices han saqueado más de $1,000 millones de la empresa en una serie de escándalos de fraude, soborno y estafa cambiaria.
Parte del dinero saqueado de PDVSA se invierte finalmente en condominios frente al mar en el sur de la Florida o en fincas en Coral Gables. Varios expatriados han sido condenados en tribunales federales de Miami.
Las noticias locales nunca han sido más importantes Suscríbase para obtener acceso digital ilimitado a las noticias importantes de su comunidad #TUNOTICIALOCAL Mientras tanto, el saqueo de la economía y el incesante conflicto político han hecho salir del país a más de seis millones de venezolanos. Decenas de miles de ellos han aterrizado en el sur de Florida, transformando comunidades desde Weston hasta Doral. Ahora, reporteros han localizado las fortunas que algunos de ellos han ocultado en Suiza.
Datos bancarios filtrados revelan que más de 20 venezolanos vinculados a cuatro tramas de corrupción de PDVSA amasaron activos por un valor de al menos $273 millones en 25 cuentas en Credit Suisse a lo largo de los años, y probablemente mucho más. En algunos casos, las cuentas contenían mucho más dinero del que las autoridades han revelado al público.
Utilizando documentos judiciales de España, Estados Unidos y Andorra, el OCCRP y el Miami Herald han identificado a los principales implicados en estas tramas de sobornos y comisiones ilegales.
A continuación, los reporteros examinaron miles de registros bancarios para averiguar dónde habían escondido su dinero, y descubrieron al menos una docena de cuentas de Credit Suisse que nunca se habían mencionado en los documentos judiciales.
Entre ellas había cuentas bancarias que involucraban a 12 socios y familiares de personas implicadas en una de las estafas. Casi todas las cuentas se abrieron entre 2004 y 2015, lo que abarca el periodo en el que se produjeron estas tramas de corrupción en PDVSA. Algunas cuentas se mantuvieron abiertas incluso después de que sus titulares fueran arrestados, acusados, extraditados y se declararan culpables de graves delitos financieros o fueran nombrados en los medios por dar o recibir sobornos. Los críticos dicen que el papel de Credit Suisse en la facilitación de las tramas de corrupción en Venezuela y otros países no es solo un problema interno; también está relacionado con las leyes suizas que fomentan el estricto secreto bancario y castigan a los denunciantes.
“El sistema bancario suizo sigue siendo uno de los destinos favoritos no solo para las ganancias de las enormes tramas sobornos como las que involucran a PDVSA, sino para el uso de compañías como PDVSA como vehículos para el lavado de ganancias criminales”, dijo Alexandra Wrage, presidenta de la organización anticorrupción TRACE. Pero mientras las élites corruptas se han llenado los bolsillos, son los venezolanos comunes quienes han pagado el precio.
La economía del país se ha desmoronado desde 2013, con altos niveles de pobreza, desempleo y hambre, mientras que la hiperinflación se ha comido tanto los ahorros como los salarios de los afortunados que aún los tienen. Los efectos de la corrupción son palpables en las aguas del Lago de Maracaibo, en la costa noroeste de Venezuela.
Cuando un reportero lo visitó en noviembre, flotaban en el agua sucia botellas de refresco, y una muñeca de Hello Kitty cubierta de lodo negro había llegado a la orilla. Muchas de las gigantescas instalaciones de PDVSA a lo largo de la costa están ahora abandonadas y cubiertas de maleza. Roberto, que antes ganaba lo suficiente para llevar un estilo de vida estable de clase media, dijo que ahora apenas puede permitirse alimentar a su familia. Está pensando en unirse a los seis millones de venezolanos que han huido del país desde 2015, “¿De qué sirve tener una patria si la gente está necesitada?”, dijo, utilizando un término frecuentemente invocado por los chavistas para fomentar el patriotismo. “¿De qué sirve tener a mi familia aquí junta si no tengo cómo alimentarla?”
. Credit Suisse dijo que su personal no había facilitado a sabiendas actividades corruptas de sus clientes, y señaló que, junto con otras instituciones, ha implementado políticas más estrictas para combatir los delitos financieros. “En consonancia con las reformas financieras en todo el sector y en Suiza, Credit Suisse ha adoptado una serie de medidas adicionales significativas en la última década, incluyendo considerables inversiones adicionales en la lucha contra la delincuencia financiera”, dijo el banco en una declaración a OCCRP y otros socios informativos.
“En todo el banco, Credit Suisse sigue reforzando su marco de cumplimiento y control, y como hemos dejado claro, nuestra estrategia sitúa la gestión del riesgo en el centro de nuestra actividad“. EL LUJO DE LOS PRÓFUGOS A más de 7,300 kilómetros del Lago de Maracaibo, un exfuncionario del Ministerio de Petróleo venezolano acusado de saquear a PDVSA vive a todo lujo.
Nervis Villalobos ha residido en una mansión de $2.25 millones (dos millones de euros) en las afueras de Madrid, con todo y piscina. Hace años que Villalobos no siente el calor sofocante de su ciudad natal, cerca de la orilla del lago, pero no puede volver. Enfrenta cargos de corrupción y lavado de dinero en España y en la vecina Andorra, así como en Estados Unidos y en Venezuela, que han presentado sendas solicitudes de extradición. Como intermediario clave en la industria petrolera de Venezuela, Villalobos presuntamente recibió sobornos de empresas estadounidenses para ayudarles a conseguir lucrativos contratos energéticos con la compañía petrolera nacional. Los fiscales españoles afirman que Villalobos actuó como testaferro de Rafael Ramírez, anterior presidente de PDVSA, exministro de Energía y aliado del difunto líder venezolano Hugo Chávez.
Los documentos judiciales españoles dicen que la posición de Villalobos le convirtió en la segunda persona más poderosa del Ministerio de Energía de Venezuela, donde trabajó en varios puestos de responsabilidad desde 2001 hasta 2006. Incluso después de que Villalobos se marchara para convertirse en contratista, “se paseaba por PDVSA como si fuera un alto ejecutivo”, dijo una fuente judicial española que habló bajo condición de anonimato porque no está autorizada a hablar del caso. “Te hundía el negocio si no le pagabas. Para sobrevivir, tenías que aliarte con Nervis”, Mathias Krull, un banquero alemán venezolano condenado en Miami por lavar dinero de PDVSA, le dijo a los fiscales españoles en un documento obtenido por OCCRP. Para 2008, Villalobos había empezado a ganarse una reputación internacional por sus negocios sucios.
Un informe de 11 páginas de debida diligencia, que la policía halló en archivos de Credit Suisse, esbozaba múltiples acusaciones de corrupción contra él, incluido un supuesto soborno de 2.7 millones de euros vinculado a un proyecto hidroeléctrico que se repartió con Ramírez. Pero incluso esto no impidió que Credit Suisse trabajara con él. En 2009, los fiscales españoles dicen que la sucursal de Credit Suisse en Mónaco abrió una cuenta para Villalobos después de que otro banco suizo lo rechazara por preocupaciones de corrupción.
Los fiscales dicen que el venezolano canalizó casi $25 millones a través de la cuenta hasta que fue cerrada más de cuatro años después. Parte del dinero procedía supuestamente de sobornos pagados por empresas españolas por contratos energéticos que el propio departamento de cumplimiento del banco había señalado como sospechosos. Incluso la información personal proporcionada por Villalobos era problemática: Cuando los reporteros buscaron el domicilio de Caracas que dio para la cuenta, descubrieron que no existía. Luego, en 2011, la operación de Credit Suisse en Suiza le abrió otra cuenta bancaria.
Un mensaje de texto enviado ese septiembre muestra que el contratista petrolero venezolano Abraham Shiera Bastidas, residente en Coral Gables, intervino en su nombre después de que el banco tuviera dudas sobre el origen del dinero que Villalobos quería trasladar a Suiza. Bastidas se declararía más tarde culpable de sobornar a funcionarios venezolanos, incluido Villalobos, para obtener contratos de PDVSA. “La institución no aceptó el palo”, escribió Shiera a Villalobos en Blackberry Messenger, según los documentos judiciales, utilizando la jerga venezolana para referirse a grandes cantidades de dinero. “Me piden facturas y órdenes de compra. Ya las presenté. Espero que se resuelva mañana”. El mensaje no nombraba el banco suizo al que se refería Shiera. Pero los datos bancarios filtrados de Suisse Secrets muestran que Credit Suisse abrió una cuenta para Villalobos solo cinco días después. Al parecer, Villalobos podría haber utilizado esta cuenta para recibir sobornos. Una acusación estadounidense describe cómo Shiera y su cómplice, Roberto Rincón, cuya familia era propietaria de una unidad en Trump Towers Sunny Isles, pagaron $27 millones en una cuenta suiza propiedad de Villalobos y del venezolano Luis Carlos de León, quien en 2018 admitió ser parte de la trama de sobornos de PDVSA. Este dinero, dice, fue luego canalizado a cuentas pertenecientes a Villalobos y a De León mantenidas en otro banco suizo no identificado.
Los datos bancarios filtrados muestran que Villalobos y De León abrieron cuentas en Credit Suisse el mismo día de septiembre, como se menciona en la acusación. En dos años, la cuenta de Villalobos tenía un valor de al menos 9.5 millones de francos suizos ($10.3 millones), mientras que la de De León tenía un valor de al menos 22.6 millones de francos suizos ($24.5 millones).
Los abogados de Villalobos y De León no respondieron a las solicitudes de comentarios, mientras que Credit Suisse no quiso responder a preguntas sobre clientes específicos. Credit Suisse no respondió a las preguntas sobre Villalobos u otros venezolanos individuales, pero los abogados del banco rechazaron la afirmación de que la institución tuviera procedimientos inadecuados de diligencia debida, o facilitara los delitos financieros.
“CS no tolera ni apoya la evasión de impuestos, el lavado de dinero u otras actividades ilegales; cuenta con estrictos mecanismos de control y revisa y desarrolla sus políticas de forma continua”, dijo el despacho de abogados del banco, Latham & Watkins LLP, en una carta. CUENTAS RECIÉN DESCUBIERTAS En total, los reporteros identificaron 16 cuentas de Credit Suisse que contienen al menos 162.9 millones de francos suizos ($176.7 millones) pertenecientes a siete personas que fueron condenadas o acusadas de estar involucradas en esta trama de sobornos de PDVSA. En un caso, los datos parecen arrojar nueva luz sobre una investigación en curso. José Roberto Rincón Bravo es hijo de Roberto Rincón, quien admitió haber sobornado a funcionarios de PDVSA junto a Shiera en un tribunal estadounidense en 2016. La policía española arrestó a Rincón Bravo en 2018, acusado de lavar dinero de PDVSA, confiscando joyas, relojes y coches deportivos a él y a su familia, e incautando una finca de 400 hectáreas cerca de Madrid con varias casas y su propia plaza privada de toros.
Sin embargo, Rincón Bravo aún no ha sido imputado en el caso y ha negado públicamente estar involucrado en los asuntos corruptos de su padre. En 2019, dijo a El Confidencial, un periódico español, que sus costosos accesorios provenían “del trabajo, de años de ahorros”. Pero los datos de Credit Suisse muestran que Rincón Bravo y su padre tenían cuatro cuentas conjuntas por valor de al menos 93 millones de francos suizos ($101 millones) que no han sido mencionadas en ningún documento judicial hasta ahora.
Tres de las cuentas alcanzaron su máximo de saldo apenas dos semanas antes de que el padre de Rincón Bravo fuera arrestado en diciembre de 2015. Muchas de las cuentas de Credit Suisse eran de propiedad conjunta entre personas implicadas en la trama y sus familiares. Otras dos pertenecían a personas que trabajaban estrechamente con Rincón y Shiera como contratistas de PDVSA. En total, los reporteros encontraron que siete personas asociadas con los sospechosos tenían cuentas, que en su saldo máximo tuvieron un valor total de al menos 20.1 millones de francos suizos ($21.8 millones). Y esas no fueron las únicas cuentas vinculadas a las tramas de corrupción de PDVSA que OCCRP encontró en los datos. Al revisar los registros bancarios filtrados en busca de detalles sobre Villalobos, los reporteros también encontraron personas relacionadas con otra enorme trama de fraude en el que él estuvo involucrado.
Este ardid usó facturas falsas para desviar unos $2,000 millones de la riqueza petrolera venezolana, que supuestamente se lavaron a través de la Banca Privada d’Andorra, en el pequeño principado montañés entre España y Francia. Una vez más, se acusa a Villalobos de usar su posición para obtener sobornos de empresas extranjeras a cambio de contratos de PDVSA. Esta vez trabajó supuestamente con Diego Salazar, un primo del exministro de petróleo, Ramírez. Salazar está ahora en prisión en Venezuela por el fraude, mientras que Villalobos ha sido acusado por la estafa de Andorra. Hasta ahora ha eludido la extradición.
Dos de los presuntos cómplices de Salazar eran también clientes de Credit Suisse, según los datos bancarios filtrados. Uno de ellos, el magnate venezolano de los seguros Omar Farías, tenía una cuenta de al menos 4 millones de francos suizos ($4.3 millones). Otro, el intermediario José Luis Zabala, tenía tres que en un momento dado tuvieron un valor de al menos 19 millones de francos ($20.6 millones). No respondieron a las solicitudes de comentarios.
Un caso más reciente es el de Naman Wakil, arrestado en Miami en 2021 bajo cargos de tratos corruptos con Venezuela. Entre 2010 y 2017, fiscales estadounidenses dicen que sobornó para conseguir al menos $30 millones en contratos con PDVSA y unos $250 millones con la empresa estatal de alimentos de Venezuela. Las autoridades dicen que Wakil luego trasladó parte de su riqueza mal habida a bienes raíces en Miami, incluyendo apartamentos en la playa, así como apartamentos en rascacielos del downtown. Otros millones fueron supuestamente derrochados en un yate y un avión.
Los expedientes judiciales dicen que los fondos robados se lavaron a través de cuentas en Estados Unidos, las Islas Caimán, Panamá y Suiza. OCCRP descubrió que Wakil abrió una cuenta en Credit Suisse en septiembre de 2011, que tres meses después tenía un valor de 3.7 millones de francos suizos ($4 millones) “Los bancos suizos fueron los más prevalentes” en las tramas de corrupción de Venezuela, dijo el abogado y exfiscal estadounidense Michael Naddler, que trabajó en algunos de los casos. “Sean cómplices o no, ellos, te diría, permitieron que ocurriera mucho de esto”.
“Tradicionalmente, los bancos suizos han sido los que más y mejor guardan los secretos”. Graham Barrow, experto independiente en delitos financieros, dijo que se fomenta la corrupción cuando los bancos permiten que los fondos robados entren en el sistema financiero mundial.
“Si los bancos no dejan de conspirar con esta gente para legitimar fondos que nunca deberían entrar legítimamente en el sistema, nunca vamos a cambiar”, dijo. “La gente de Venezuela, Kazajistán y otros lugares seguirá siendo pobre”. CORRUPCIÓN Y CRISIS Nadie sabe cuánto dinero fue saqueado de la compañía petrolera nacional de Venezuela. Las estimaciones oscilan entre $11,000 millones y $300,000 millones solo entre 2002 y 2014, tras la llegada de Chávez al poder y cuando los precios del petróleo estaban en auge. Pero los efectos del colapso económico han sido catastróficos.
La inflación de los precios de los alimentos alcanzó un “asombroso” 1,700% en 2020, según el Programa Mundial de Alimentos, mientras que la tasa de pobreza alcanzó el 94% el año pasado. Mientras Venezuela se hundía en una crisis humanitaria, el dinero del petróleo que debería haber servido para pagar escuelas y hospitales se canalizaba hacia cuentas en el extranjero. “En los últimos 18 años, PDVSA fue de mal en peor. De lo inverosímil a lo absurdo”, dijo César Mata-García, un abogado venezolano que se centra en la industria energética.
El efecto de la corrupción de PDVSA es evidente en las dilapidadas ciudades fantasmas de la orilla oriental del Lago de Maracaibo, donde las calles llenas de trabajadores petroleros y sus familias han sido sustituidas por cementerios de autos abandonados. En toda la zona, un recordatorio constante de la decadencia de la empresa se filtra sin cesar en el agua. “Se estima que entre 60 y 80 barriles se filtran diariamente desde los pozos y las tuberías hacia el lago”, dijo un destacado empleado de PDVSA a OCCRP. Pidió el anonimato por temor a las represalias de la petrolera.
David, un buzo especializado en el mantenimiento de equipos submarinos, que no quiso dar su nombre completo por temor a represalias, dijo que la empresa solía tener unos 50 barcos que transportaban constantemente a los equipos de reparación por el lago. “Hace años, yo cubría un promedio de 17 fugas al día”, dijo, y añadió que ninguno de esos barcos funciona ya. “Más de 20 se han hundido y a muchos otros les faltan piezas”.
Pero incluso con petróleo por todas partes, los residentes de Maracaibo siguen sin poder comprar suficiente combustible. La escasez llegó a ser tan grave en 2019 que el gobierno estatal impuso el racionamiento, lo que llevó a una desesperada pelea por los suministros. Justo antes del amanecer de una mañana de noviembre en Maracaibo, al menos 100 coches estaban estacionados cerca de una estación de servicio.
Los conductores habían recibido un mensaje advirtiendo que recibirían una entrega ese día, y esperaban en vilo con la esperanza de comprar hasta 30 litros de combustible. Pronto se produjo el caos cuando los vehículos convergieron en los surtidores tocando sus bocinas, en un ejercicio que los lugareños llaman “Rápido y Furioso”, por la franquicia cinematográfica “Fast and Furious”. Los habitantes del estado de Zulia lamentaron tener que buscar combustible en una región tan rica en petróleo.
Luis, que trabajó construyendo los pilotes que sostienen las plataformas en el Lago de Maracaibo antes de perder su empleo en 2005, dijo que el petróleo solía formar charcos en el suelo. “Recuerdo que caminaba descalzo y llegaba con los pies manchados de petróleo”, dijo Luis, que ahora trabaja en un taller de reparación de coches. “Brotaba, como brota el sudor de la piel”. “Nosotros en el Zulia hemos sostenido a Venezuela. Hemos dado demasiado para lo poco que hemos recibido. Y lo más triste es que estamos parados sobre el petróleo”.
InfoLibre, el Miami Herald y NDR contribuyeron con este reportaje. Esta historia fue publicada originalmente el 20 de febrero de 2022 0:38 pm.
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