El anuncio de la negociación llegó con bombos y platillos, pero abrió casi tantas dudas como esperanzas.

El diálogo entre la oposición venezolana y la administración Maduro tiene una losa pesada a sus pies; las experiencias previas generan inquietudes entre quienes desean un cambio en el país, mientras los liderazgos están cada vez más desgastados.

A cada lado de la mesa estarán los representantes de Nicolás Maduro y del líder opositor Juan Guaidó.

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Sobre el tapete, planteamientos que, al menos en público, parecen cada vez más dispares y que dificultan, incluso, la fijación de una fecha para comenzar a hablar. En medio, hay una sociedad cansada que busca la supervivencia cotidiana.

En 2019, el jefe de la delegación opositora -y vicepresidente del Parlamento- era Stalin González, quien explicó recientemente a EFE que en aquel año y «en plenas negociaciones, hubo decisiones de la comunidad internacional que le dieron la excusa» a la administración Maduro para levantarse de la mesa.

Pese a que no detalló cuáles fueron esas decisiones, consideró que en plena presidencia de Donald Trump, las posturas eran mucho más tensas y las líneas rojas estaban muy marcadas.

«Parte de los errores (de la oposición) fue haber creído que Donald Trump nos iba a resolver los problemas de los venezolanos y eso no iba a pasar y no pasó (…) son aliados, tienen herramientas de presión pero no son la solución, tenemos que utilizar esas herramientas y conseguir un mejor acuerdo», explicó.

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En todo caso, consideró que «el régimen» de Venezuela, «no estaba listo para llegar a un acuerdo y se agarró de las sanciones» para levantarse de la mesa.

Asimismo, consideró que en este momento «pareciera haber un buen ambiente en conseguir acuerdos» al haberse silenciado las voces más críticas entre los chavistas y entre los opositores.

«El tema son las expectativas (…) la gente quiere el acuerdo y la negociación, que haya conversación. Lo que no hay es expectativa de que haya acuerdo y creo que hay que manejar esas expectativas y que es posible llegar a acuerdos, lo que no significa la renuncia de nadie», subraya.

González consideró que en la negociación «debe haber garantes», se tiene que contar con «una agenda clara», aunque apuntó que hay «un proceso de recomposición interna de la oposición».

«Pero creemos en el proceso (…) creo que en las negociaciones se debe conseguir un calendario electoral, pero además creo que el acuerdo no es a 2 o 3 años. Reinstitucionalizar el país necesita un acuerdo más largo, por lo menos de un calendario electoral de dos periodos constitucionales, es decir, diez años», sostuvo.

En todo caso, consideró que «el régimen» de Venezuela, «no estaba listo para llegar a un acuerdo y se agarró de las sanciones» para levantarse de la mesa.

Asimismo, consideró que en este momento «pareciera haber un buen ambiente en conseguir acuerdos» al haberse silenciado las voces más críticas entre los chavistas y entre los opositores.

«El tema son las expectativas (…) la gente quiere el acuerdo y la negociación, que haya conversación. Lo que no hay es expectativa de que haya acuerdo y creo que hay que manejar esas expectativas y que es posible llegar a acuerdos, lo que no significa la renuncia de nadie», subraya.

González consideró que en la negociación «debe haber garantes», se tiene que contar con «una agenda clara», aunque apuntó que hay «un proceso de recomposición interna de la oposición».

«Pero creemos en el proceso (…) creo que en las negociaciones se debe conseguir un calendario electoral, pero además creo que el acuerdo no es a 2 o 3 años. Reinstitucionalizar el país necesita un acuerdo más largo, por lo menos de un calendario electoral de dos periodos constitucionales, es decir, diez años», sostuvo.

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En recuerdo de sus interlocutores, el exnegociador opositor opinó que para llegar a un acuerdo es necesario que el chavismo «crea en la democracia» y respete la Constitución.

«Tienen que reconocer al otro», concluyó.

En todo caso, indicó que todos los procesos de diálogo «van aunando» y «abonando», con lo que las partes saben «cuáles son los temas que quiere el otro».

Ese abono previo puede ser el gran aliciente, la gran esperanza para el diálogo, para que, más allá de los grandes anuncios, se genere un buen ambiente, que las partes salgan de su enconamiento y pongan sus buenos oficios al servicio de lograr un acuerdo que desbloquee la situación de crisis política que vive Venezuela.

Alejandro Ramírez Saavedra
CEO
NOTIEXPRESSCOLOR . COM

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