Tras una discutida elección sin participación del bloque mayoritario de la oposición en mayo de 2018, Nicolás Maduro fue declarado “ganador” de la contienda y rechazado por buena parte de la comunidad internacional. Con la oposición escindida y una crisis económica sin precedentes, Maduro procedió a juramentarse y ya ejerce de facto el poder, algo que no ocurría en el país desde Marcos Pérez Jiiménez en 1958. Dos hechos clave dejó el acto de este jueves. El primero, que Maduro está dispuesto a desafiar a toda la comunidad internacional. No cederá bajo ninguna circunstancia. Y el segundo, la declaración que Estados Unidos ofreció a través de Mike Pompeo.

Como en los mejores tiempos de la revolución. Con toda la parafernalia posible. Uso y abuso de los adolescentes de “El Sistema” de orquestas juveniles e infantiles para amenizar los actos de la dictadura. Con amenazas, que nunca faltan y no están demás. También con promesas. Los verbos en futuro son un clásico del viejo pero todavía eficaz recetario comunista. Aislado, con la visita de algunos pocos mandatarios extranjeros -contados con los dedos de una sola mano- y funcionarios de segundo nivel, Maduro procedió a juramentarse frente al magistrado Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo, quien vaciló y olvidó su discurso en un momento clave: el sempiterno y protocolar “jura usted”.

Pero se juramentó. Sus primeras palabras fueron para justificar el sainete. Utilizando la Carta Magna, recordó que si el primer mandatario no pudiera tomar juramento “por cualquier causa sobrevenida” en la Asamblea Nacional, debía cumplir con la disposición constitucional en el Tribunal Supremo de Justicia. De inmediato, la OEA, con el voto de 19 países, condenó los hechos. Paraguay retiró a su embajador en Caracas. Horas antes lo había hecho Ecuador. También Argentina metió el dedo en la llaga con un comunicado. Y Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, no dudó en conversar telefónicamente con Juan Guaidó para manifestar su respaldo a la Asamblea Nacional. Lo mismo ocurrió con Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos. Todos contra Maduro. 

Pero al parecer, el presidente de facto se conforma con el apoyo de China, Rusia, Cuba y Turquía, además de unos países que muchos no saben que existen en el mapamundi. Está dispuesto a enfrentarse a toda la comunidad internacional hasta las últimas de las consecuencias. Y ese detalle es clave, puesto que revela hasta qué punto han sido efectivas las sanciones y el aislamiento. Tal vez, Nicolás Maduro está buscando ex profeso el aislamiento, con el fin de correr la misma suerte de Cuba o Corea del Norte.

Y el segundo dato es advertido por Jesús Seguías, presidente de la encuestadora Datincorp. En un mensaje difundido a través de sus redes sociales, Seguías citó la declaración de Mike Pompeo. “Estados Unidos sigue siendo firme en su apoyo al pueblo venezolano y continuará usando todo el peso del poder económico y diplomático para presionar por la restauración de la democracia venezolana”. Apunta Seguías respecto a esta declaración algo sencillo, pero contundente: “Es una útil aclaratoria para quienes especulan con una intervención militar  estadounidense”. 

Seguías ha sido un partidario contumaz de que Estados Unidos no intervendrá, y que la negociación efectiva es el único camino posible para desmontar a Maduro del Palacio de Miraflores.

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