La crisis económica, política y social ha llevado a muchos venezolanos a emigrar en busca de nuevas oportunidades; de hecho, según cifras no oficiales, se estima que más de un millón 500 mil ciudadanos se han radicado en el exterior. Los músicos son parte de esa población que se desprendieron de sus raíces para iniciar una nueva vida en otras tierras.

Algunos músicos venezolanos han tenido que desprenderse de uno de sus objetos más preciados, sus instrumentos, para poder completar el dinero necesario para emprender el viaje a una vida llena de oportunidades, aunque el precio más alto que tenga que pagar sea poner en silencio a las notas Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si.

Para Jhonny Alayón, percusionista, habitar en Venezuela se ha vuelto insostenible, debido al alto costo de la vida, razón por la que puso en venta su timbal. “Estoy vendiendo mis instrumentos para recolectar parte del pasaje que necesito para emigrar del país y buscar nuevos horizontes fuera de aquí”, dijo a El Cooperante, al tiempo que añadió que otros de los objetos a los que les pondrá precio son algunos repuestos de vehículos usados y electrodomésticos.

Confesó que estuvo considerando establecerse en otro país desde hace varios años; sin embargo, la esperanza de un cambio en Venezuela lo había mantenido aquí hasta entonces. “A veces uno quiere ser fuerte y aguantar a ver si la situación da algún vuelco en positivo, pero a medida que pasan los días sigue sin verse una luz al final del túnel y amerita en este momento emigrar del país”, manifestó.

Trata de no ver con nostalgia el hecho de tener que desprenderse de su instrumento; por el contrario, sostiene que esto significa ponerle “una cara bonita” a su vida y está convencido de que podrá obtener uno nuevo en poco tiempo. “Estoy tan seguro como decirle a mi timbal ´haré sobre ti un redoble de 2×2 para subir a campana´”.

“Con las oportunidades que ofrecen en el exterior, aunque no lo creas, con lo que te pagan puedes comprar el mismo instrumento en un mes, mientras que en Venezuela, si por mala suerte te roban, no lograrás reponerlo tan fácil. Desprenderme de mi famillia y de mis animales sí me da en el botón de alarma”, expresó.

Alayón destacó que a través del Sistema de Orquestas se han formado buenos músicos en el país; no obstante, lamentó que no existan posibilidades de desarrollar una carrera y que algunos terminan tocando en el Metro de Caracas, en el Boulevard de Sabana Grande o en el tren hacia Los Valles del Tuy. De hecho, en los últimos años al menos una decena de festivales musicales han desaparecido o reducido su oferta y frecuencia en el país.

“Ya que no hay cama pa’ tanta gente. Los tiempos buenos en la música los viví en los 80, 90 hasta comienzos del 2000, cuando uno se metía en problemas por comprometerse a tocar en dos sitios distintos en una noche. Eso desapareció y, precisamente, ahora en países como República domincana, Perú y Colombia están viviendo esos años dorados que vivimos aquí en Venezuela”, indicó.

Los integrantes varios proyectos musicales venezolanos contaron al diario El País las necesidades en Venezuela y la desvanecida escena musical independiente que ha tenido que emigrar a otros países para mantenerse viva: “Tuvimos que salir de Venezuela para poder continuar persiguiendo lo que nos hace felices”, dijo Henry D’Arthenay, vocalista y guitarrista de la banda de rock La Vida Bohème.

A pesar de todo, Alayón no descarta regresar a su tierra si el panorama empieza a cambiar. “No lo pensaría dos veces. Si en este momento tan paupérrimo estoy aguantando tantas calamidades, si mejora mi país claro que regreso”, dijo esperanzado.

Vía ElCooperante.com

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