“Todas estas prioridades compartidas con nuestros socios de la región son importantes para asegurar nuestras fronteras, para evitar el caos y el sufrimiento que hemos visto con la migración ilegal, en particular la migración ilegal que pone en riesgo a los más vulnerables, como mujeres y niños, víctimas de contrabandistas y traficantes. Ya no queremos ver esto en esta región”, comentó Mignon Houston, portavoz adjunta del Departamento de Estado, en diálogo con Infobae.
Según alertó, este contexto provoca un clima “desestabilizador” no sólo en territorio norteamericano, sino en toda la región.
El pasado lunes entró en vigor el veto firmado por el presidente Trump que restringe el ingreso de ciudadanos de 19 países, incluyendo cubanos y venezolanos. Esta medida, amparada en un decreto presidencial, suspende el acceso a Estados Unidos argumentando la falta de mecanismos de verificación confiables en los procesos migratorios de esos países, así como la ausencia de intercambios de información sobre terrorismo y amenazas a la seguridad nacional.
“Incluimos países como Venezuela y Cuba en la lista porque vemos que no tenemos la misma relación de confianza que necesitaríamos para tomar una decisión en la que pudiéramos confiar”, explicó la portavoz.