A su juicio “el uso de la Fuerza Armada venezolana como apéndice armado del gobierno, así como la unión con la milicia bolivariana, exacerbó la contaminación partidista”.

Agrega que ello trajo como consecuencia “una actitud proselitista en la organización que ocasionó la perdida de los principios de la disciplina, obediencia y subordinación a la Constitución y a las leyes, inclinándose hacia una parcialidad política progubernamental”.

En un ensayo donde analiza la situación de la institución castrense, el general Herrera plantea “la reinstitucionalización de la Fuerza Armada Nacional (FAN), con base en principios y valores democráticos, para contribuir al restablecimiento del equilibrio Estado-FAN- Sociedad Civil”, como necesaria para el alcance de la “convivencia pacífica” y lograr el desarrollo ante un “nuevo gobierno legalmente constituido”.

Expone el alto oficial en situación de retiro activo que la organización militar “debe ser factor fundamental para garantizar la soberanía nacional e integridad territorial, cumpliendo fielmente la Constitución y las leyes, y ser ejemplo de organización, planificación, orden, disciplina y moral ciudadana”.

Destaca Herrera la situación en la que está inmersa la Fuerza Armada, la cual “a pesar de la fragmentación, desarticulación, desprofesionalización y desviación de sus funciones específicas”, le da un rol primordial “en un proceso de transición y postransición” para la orientación de su “transformación organizacional de acuerdo” con el rol democrática de un “nuevo gobierno”.

“La organización militar debe ser factor fundamental para garantizar la soberanía nacional e integridad territorial, cumpliendo fielmente la Constitución y las leyes, y ser ejemplo de organización, planificación, orden, disciplina y moral ciudadana”.

Afirma que, en el presente, la institución militar “está fuera del contexto constitucional, con un equipamiento contrario a los objetivos de su empleo, con doctrina confusa, organización operacional que no se corresponde con la geografía nacional”.

Militar Vs. Civil

El general Herrera Betancourt enfatiza que la Fuerza Armada “debe estar bajo el control del poder legalmente constituido” porque es el responsable de su “diseño moderno y eficiente”, que incluya “elevado apresto operacional, competencia profesional, organización vertical, flexible, bien equipada, con capacidad para hacerle frente a las amenazas internas y externas de la República, adaptada a los retos y desafíos de los tiempos que vivimos”.

Asume que la complicidad de sus “altos mandos” violan la Constitución, lo que aunado a su “partidización y corrupción interna”, la hacen “incapaz de comprender las reales demandas” de la sociedad venezolana.

Es por ello que el oficial percibe en la FANB “una contaminación del liderazgo con rasgos proselitistas que ha debilitado su fortaleza, unidad de mando y empleo útil, con el sometimiento a la voluntad política partidista del gobierno, lo que hace necesario una profunda revisión del Concepto Estratégico Militar que permita volver al estricto cumplimiento de su deber Constitucional como lo establece el artículo 328 constitucional, para fortalecer la democracia y el estado de derecho”.

Sobre el uso legítimo de la fuerza indica que “debe estar orientado para lograr la seguridad y defensa necesarias para garantizar el cumplimiento de los intereses y objetivos de la República y de los ciudadanos venezolanos, sin distingo de raza, credo, posición económica e ideología política”.

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