Este miércoles, Donald Trump no solo estrechó, sonriente, su mano en Riad, sino que anunció el levantamiento de 46 años de sanciones a Siria, dando un giro copernicano a las relaciones entre Washington y Damasco.
El anuncio fue recibido con grandes celebraciones en las calles de Siria, donde esperan que este paso saque al país de su estatus de paria internacional y pueda iniciar su reconstrucción.
El derrocamiento del régimen de Bashar al Assad el pasado diciembre ha sacudido el tablero en Medio Oriente, tejiendo nuevas alianzas y enfriando viejos vínculos, como los que unían a Damasco y a Moscú.
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