El derrame de petróleo en la provincia de Esmeraldas, Ecuador, ha vuelto a causar estragos, manchando su entorno y llevando al Gobierno a declarar el estado de emergencia. Este incidente, que se considera uno de los más graves en la región, ha afectado a una comunidad ya marcada por la desigualdad y la criminalidad.

La situación se originó en marzo, cuando se rompió un tramo del Oleoducto Transecuatoriano en Quinindé, liberando 25,000 barriles de crudo. Las consecuencias ambientales son devastadoras y se extienden por 86 kilómetros, afectando ríos como el Caple, Viche y Esmeraldas. CNN ha visitado la zona afectada, donde los residentes expresan su angustia por la magnitud del desastre.

Celso Nazareno, un agricultor de 50 años, compartió su experiencia, destacando la pérdida de sus cultivos y el impacto en su medio de vida. “Nunca había visto algo así; el agua se volvió completamente negra”, lamenta, añadiendo que ahora enfrenta dificultades para cultivar productos básicos como sandías y maíz.

La situación ha llevado a muchos en la comunidad a sufrir las consecuencias directas del derrame, con problemas de acceso al agua potable y efectos nocivos en la salud de los niños. Nazareno observa con preocupación el estado del río Viche, reflejando la desoladora realidad que enfrentan los habitantes de la zona.

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