Se acercan las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Y Donald Trump se juega una carta para conquistar la mayor cantidad de votos posibles en Florida, un estado decisivo donde hay una gran cantidad de exiliados cubanos y venezolanos. La apuesta consiste en desplazar a Nicolás Maduro del poder, pues el empresario necesita de los votos del exilio cubano. Pero ya se está haciendo demasiado tarde y la carta que juega Estados Unidos es la negociación. La foto de Elliot Abrams con la delegación opositora en Oslo es una prueba del respaldo a las conversaciones. Pero Trump ya ha comenzado a perder la paciencia.
Un interesante informe político de Francisco Poleo en El Español apunta sobre los intereses de Donald Trump camino de la campaña presidencial en Estados Unidos, a celebrarse en 2020. Explica Poleo -luego de profundizar sobre las claves el sistema electoral de EE. UU.-, que Florida será clave para Trump, pues este es un estado decisivo que inclina la balanza.
En Florida viven los exiliados cubanos y venezolanos. Los cubanos -dice Poleo- se han tomado el asunto de Venezuela como propio. Como suyo. Sienten la familiaridad del caso. Y estos votos son importantes para Trump, pues los cubanos son la primera minoría en Miami. Pero el cese de la usurpación de Maduro no ha llegado. De hecho, Estados Unidos respaldó al equipo negoiador de Guaidó en Oslo con la presencia de Elliot Abrams.
Entonces Poleo apunta:
“¿Qué puede decidir el voto en Miami y en otras ciudades como Orlando? Venezuela, pero no por los venezolanos. Aunque cada vez haya más, todavía no deciden una elección. Es por los cubanos, que sienten el tema como propio y son la principal minoría en la zona. El problema es que cualquier cosa que no sea Maduro fuera del poder será visto como una derrota de Trump. Ni siquiera darle estatus protegido a la diáspora venezolana mitigará esto”.
Y luego refiere que hay reportes sobre Trump que indican que ya está perdiendo la paciencia:
“Algo tendrán que hacer los republicanos. Ahora explotó la crisis en Irán. Ese conflicto no le gusta a Trump porque no se resuelve a corto plazo sin una guerra interminable, hace que suba el precio del petróleo y no gana votos. El rubio comenzó oficialmente la campaña en Orlando, al norte de Florida, pero sin tocar mucho el tema Venezuela. Hay reportes de que está perdiendo la paciencia al respecto y está frustrado. Sin embargo, pocas horas antes del pistoletazo de salida electoral, el vicepresidente Mike Pence estuvo en Miami para encabezar la despedida de un buque hospital que zarpó hacia Sudamérica con la misión de atender la crisis humanitaria desatada por el régimen de Maduro”.
Y Poleo sentencia:
“Solo un buen desenlace de las negociaciones en Oslo puede echarle una mano a Trump con este embrollo electoral. Bien pudiera Putin ayudar en este sentido, si es cierto eso de que le encanta que Trump siga en la Casa Blanca”.