Un agente de la Patrulla Fronteriza del área de San Diego fue acusado el jueves de delitos federales relacionados con corrupción en servicio, entre ellos trasladar lo que él creía que eran 23 libras de metanfetamina y abrir una puerta fronteriza para permitir el paso de un inmigrante indocumentado.
Las autoridades federales detuvieron al agente Héctor Hernández, de 55 años, el miércoles por la mañana en Chula Vista, donde creía que entregaría la droga a cambio de un pago de $20 mil según documentos judiciales. En cambio, su contacto resultó ser un agente encubierto de la agencia matriz de la Patrulla Fronteriza, el Departamento de Seguridad Nacional.
Hernández fue procesado el jueves por un cargo de intento de distribución de sustancias controladas y dos cargos de recibir un soborno como funcionario público. No estaba claro de inmediato si tenía un abogado que pudiera hacer comentarios en su nombre.
La investigación sobre Hernández comenzó el mes pasado, cuando agentes de la Oficina del Inspector General del DHS se enteraron de que “participaba en actividades de corrupción fronteriza”, según una denuncia penal y una orden de registro. Esas supuestas actividades no se detallan en los documentos judiciales, y hasta el jueves no se enfrentaba a cargos relacionados con esas acusaciones.
El agente encubierto del DHS habló con Hernández el lunes y estableció un plan para pagar al agente de la Patrulla Fronteriza $5 mil dólares si, durante su turno esa noche, abría una puerta a lo largo de la valla fronteriza entre Estados Unidos y México para permitir el paso de un inmigrante indocumentado, según la denuncia y la orden de registro.
Durante una llamada telefónica ese día, Hernández supuestamente pidió al investigador encubierto que enviara a tres indocumentados en lugar de solo uno para poder recibir un pago mayor, según los documentos judiciales. Más tarde esa noche, supuestamente condujo su vehículo de la Patrulla Fronteriza al lugar acordado y abrió la reja.
En realidad, nadie cruzó la valla, pero a Hernández le dijeron que una persona lo había hecho, según los documentos judiciales.
El investigador encubierto se reunió con Hernández al día siguiente y le pagó $5 mil dólares por abrir el paso, según los documentos de la corte. A continuación, el agente encubierto le propuso a Hernández un nuevo plan: ayudar a transportar drogas a través de la frontera.
Al principio, Hernández se mostró renuente, citando el ejemplo de otro agente de la Patrulla Fronteriza, Noe López, que había sido sorprendido contrabandeando drogas, según la denuncia y la orden de registro. Hernández dijo que no quería recoger la droga entre las vallas fronterizas primaria y secundaria, alegan los documentos.
El agente encubierto aseguró a Hernández que no tendría que hacerlo, diciéndole en su lugar que las drogas estarían escondidas en algún lugar a lo largo de la valla en el lado estadounidense de la frontera, según los documentos judiciales. Desde allí, solo tendría que recogerlas y transportarlas a Chula Vista.
Hernández aceptó el plan y, durante su turno del martes por la noche, condujo su vehículo de la Patrulla Fronteriza hasta el lugar donde le habían dicho que estarían escondidas las drogas, según los documentos judiciales. Una vez allí, recuperó la mochila —que los investigadores habían llenado con 1 libra de metanfetamina real, 22 libras de drogas falsas y un dispositivo de rastreo— y luego condujo hasta su casa de Chula Vista, según alegan las autoridades.
Después de dejar la bolsa en su casa, Hernández volvió a trabajar el resto de su turno, según los documentos judiciales. Cuando salió del trabajo por la mañana, recuperó la mochila y condujo hasta el lugar de la reunión en Chula Vista, donde entregó la mochila, según los documentos.
Fue entonces cuando los agentes le detuvieron.
Fuente: Union Tribune