Todo para la guerra, pero sin la guerra». Así describe Antonio Legaz, analista de defensa e inteligencia de Indra, la estrategia de Washington hacia Venezuela: una «intervención sin nombre» que combina presión máxima, operaciones encubiertas y desgaste interno. «Trump puede decir honestamente que no planea una guerra», escribe Legaz, «porque está haciendo todo salvo lo que el derecho internacional reconoce formalmente como conflicto bélico

El pasado domingo, 2 de noviembre, Donald Trump negó ante las cámaras que fuera a haber guerra con Venezuela. Dos días después, el portaaviones USS Gerald R. Ford iniciaba su despliegue hacia el Caribe con cinco mil marineros y 75 aeronaves de combate. En este caso, la contradicción forma parte de una estrategia clara. Entre lo que Washington dice y lo que hace, se ha abierto un abismo donde cabe toda una doctrina de intervención sin nombre, diseñada para cambiar un régimen sin pagar el coste político de admitirlo.

La pregunta no es si Estados Unidos actuará contra Venezuela, porque ya lo está haciendo. Desde septiembre, el Pentágono ha ejecutado quince ataques contra embarcaciones en el Caribedejando al menos 64 muertos. Bombarderos B-1 Lancer han violado el espacio aéreo venezolano. Aproximadamente 10.000 efectivos militares estadounidenses se concentran en la región, la mayor movilización desde Panamá en el año 1989. Todo bajo la justificación de la lucha antinarcóticos, pero, como señaló un exembajador estadounidense en Venezuela, la fuerza desplegada es «demasiado grande y potente como para ser solo antidrogas».

Todo para la guerra, pero sin la guerra

El truco jurídico es elegante. Al designar al llamado Cartel de los Soles —supuestamente liderado por Maduro y sus generales— como organización narcoterrorista, Washington equipara al presidente venezolano con líderes yihadistas. Esto permite eludir las prohibiciones sobre asesinatos de mandatarios extranjeros y sortear la necesidad de autorización del Congreso. Maduro deja de ser un jefe de Estado para convertirse en el objetivo de una operación antiterrorista. La guerra se disfraza de policía internacional.

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