“Si mi encarcelamiento vale para el despertar de un pueblo, y vale para que Venezuela despierte definitivamente, y que la mayoría de los venezolanos que queremos un cambio podamos construir ese cambio en paz y en democracia, pues bien valdrá la pena el encarcelamiento infame que me plantea, directamente, con cobardía, Nicolás Maduro”.

Este 18 de febrero se cumplen cinco años de esas palabras que momentos antes de ser capturado por el régimen chavista, pronunció Leopoldo López en la plaza José Martí en Chacao, ante una marea de pueblo que ese día plenó las calles con camisas blancas para apoyar a su líder, que prefirió sacrificar su libertad antes que permanecer en la clandestinidad o escapar del suelo que lo vio nacer.

Recordemos que ese año 2014 culminaba la inhabilitación política que el régimen de Hugo Chávez le había impuesto en 2008 con un montaje del G2 cubano en una farsa orquestada contra un joven político por miedo que lideraba todos los sondeos de opinión pública por encarnar el cambio que desde entonces anhelaba la mayoría del pueblo venezolano, pero ese sueño fue truncado no solo por un discurso encantador de serpientes, sino también por la aplicación de deleznables prácticas impartidas desde Miraflores que iban desde la trampa electoral hasta órdenes a distintas instancias del sistema judicial para anular la disidencia.

La cúpula chavista nunca le ha perdonado a Leopoldo López que desnudara su fracasado modelo ante los ojos de los venezolanos, sobre todo de los más humildes, de hecho, en su discurso antes de ser puesto preso, también pronunció estas palabras que cinco años después están vigentes: “Esta lucha, hermanas y hermanos, es por todo el pueblo de Venezuela que hoy está sufriendo; está sufriendo colas, está sufriendo escasez, los jóvenes no tienen empleo, no tienen futuro, por un modelo equivocado; por un modelo que nos han implementado que es importado de otros países, que no se parece al bravo pueblo de Venezuela, y que nosotros juntos, hermanas y hermanos, tenemos que estar claros que tenemos que construir una salida a este desastre”.

Ahora, vale la pena preguntarse el por qué nuestro hermano y líder Leopoldo López quedó sembrado en el corazón de esa mayoría de venezolanos que desea lo mejor para su país. Y la respuesta es simple: por sus hechos. Ocho años estuvo al frente de la Alcaldía de Chacao, donde realizó una gestión impecable en la que dibujó ese plan que bautizó “La mejor Venezuela”, hoy perfeccionada como “El plan país”, poniendo como prioridad al ciudadano para dotarlo de calidad de vida, con oportunidades de emprendimiento y superación.

Esa labor la pudo desarrollar en medio de la adversidad que significaba confrontar un régimen que en esos inicios comenzaba a demostrar su verdadera naturaleza tiránica, y que desde siempre tuvo a Leopoldo López como su principal adversario político, al enfrentarse desde el primer mandato de Chávez y todo lo que su fracasada ideología significaban.

En su lucha nunca bajó la cara ni dobló las rodillas, por ello el chavismo además de inhabilitarlo, lo encarceló, torturó, pretendió humillarlo y desprestigiarlo así como a su honorable familia (por cierto, la emergencia humanitaria ha sido una de las banderas de lucha de la activista de los derechos humanos y esposa de Leopoldo, Lilian Tintori, honor a quien honor merece), creyendo que así lo doblegarían y lo sacarían del ruedo, pero se equivocaron. A pesar de los tres años de encierro sufriendo una sistemática violación de sus derechos humanos, montajes de pruebas, falsos positivos que incluyeron torturas y tratos crueles e inhumanos en la cárcel militar de Ramo Verde, y los casi dos años de confinamiento en su casa con un grillete electrónico, incomunicado y vigilado las 24 horas del día por comisiones del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN), Leopoldo López sigue su inquebrantable lucha por la liberación de Venezuela.

A la luz de lo que hoy vivimos en esta pesadilla en la que cerca de 4 millones de venezolanos se fueron por culpa de la miseria chavista, además de nuestros compatriotas que mueren diariamente por falta de medicinas y comida, se da el escenario que desde nuestra organización política Voluntad Popular haya emergido nuestro colega y hermano diputado Juan Guaidó como Presidente Encargado de la República, para trazar la ruta de una transición indetenible que cambie ese rumbo “socialista” y cese la usurpación, para que convoquemos a elecciones libres, secretas y universales, sin presos políticos ni inhabilitados que nos conduzca a “La mejor Venezuela”.

Cuando todo parecía perdido y no había esperanzas, Venezuela reaccionó: esos cinco años de encarcelamiento de Leopoldo López sí despertaron al pueblo, valió la pena ese sacrificio, y hoy más que nunca sigue al frente de la lucha, como los auténticos guerreros en primera fila.

Fuente:

Ramón Flores

Diputado a la Asamblea Nacional

Presidente del Parlamento Amazónico

@liderhumano

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