La inflación en Estados Unidos volvió a ceder de forma leve en enero, el indicio más reciente de que el pronunciado aumento del costo de vida que ha agobiado a los estadounidenses desde hace dos años se estanca. Sin embargo, siguen las presiones inflacionarias y persisten los altos precios.
De mes a mes, los precios al consumidor aumentaron 0,5% de diciembre a enero, mucho más que el incremento de 0,1% registrado de noviembre a diciembre. Los factores principales fueron los precios del gas, los alimentos y la ropa.
Al mismo tiempo, el informe sobre los precios al consumidor difundido el martes por el gobierno muestra que las presiones inflacionarias perduran y podrían provocar aumentos de precios durante todo este año.
La inflación en Estados Unidos se desaceleró levemente en enero a 6,4% interanual pero fue mayor que en diciembre, según el índice IPC publicado el martes por el Departamento de Trabajo.
«El índice de vivienda fue el mayor contribuyente» a este aumento, «representando casi la mitad del aumento mensual de todos los artículos», dijo el informe, y agregó que después le siguieron los índices de alimentos y gasolina.
En un mes, los precios al consumo repuntaron a 0,5%, desde 0,1% registrado en diciembre de 2022, según datos revisados al alza.
Los precios al consumidor aumentaron 6,4% en enero comparado con ese mismo mes del año anterior, un descenso respecto del 6,5% registrado en diciembre. Es la séptima disminución consecutiva y una cifra mucho menor a la de 9,1% registrada en junio. Aun así, sigue muy por encima de la meta del 2% fijada por la Reserva Federal.
El Banco Central estadounidense ha aumentado agresivamente las tasas de interés en meses recientes, llevándolas a su mayor nivel en 15 años, en su intento de domar la inflación. Pero demoró más de un año a la espera de un reajuste atomático de los niveles inflacionarios, lo que agravó la crisis en el país.
El objetivo de la institución es inhibir el crédito y el gasto, enfriar las contrataciones y aliviar las presiones que sienten muchas empresas de aumentar los sueldos a fin de contratar o retener empleados.
Las empresas suelen transferir sus mayores costos laborales a los consumidores mediante aumentos de precios, lo que agrava la inflación.
Hasta el momento, la disminución de la inflación más bien refleja el fin de las interrupciones en las cadenas de suministros y los precios más bajos de la gasolina. Pero los aumentos de las tasas de interés -ocho desde marzo del año pasado- no han surtido mucho efecto en el mercado laboral, que sigue sólido a pesar de decenas de miles de despidos de las grandes empresas de tecnología y otras.
La tasa de desempleo está en 3,4%, su menor nivel en 53 años, y siguen siendo abundantes las plazas disponibles con más de 10 millones. La fortaleza del mercado laboral, por su parte, ha estimulado en parte el gasto de los consumidores, que es el motor de la economía estadounidense.
Fuente: AFP