Otra consideración que el Ministerio hace a manera de sugerencia es “seleccionar como epónimo de la promoción (según aplique por el nivel) a personajes destacados de nuestra historia (educación o cultura), y como padrinos, a docentes, representantes, obreros, cocineras, por sus condiciones personales y morales, pero, principalmente, por su relación afectiva con las/los estudiantes«.

Asimismo, señala que «es deber reflexionar acerca de la necesidad de organizar el acto de entrega de credenciales con criterio académico-pedagógico-ético: un acto sencillo, estéticamente cuidado, al que los estudiantes asistan utilizando por última vez el uniforme que los acompañó durante la etapa que superan (y por el que la mayoría siente especial apego)«.

Adicionalmente, resalta la importancia de la participación de las familias «en la ambientación y la producción» del evento, en este sentido «se evite la odiosa comparación material, esa que solo imponemos los adultos, y de la cual nuestros niños, niñas y jóvenes terminan siendo víctimas«.

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