El pasado martes 6 de mayo el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, anunció que, tras 412 días asilados en la embajada en los que sufrieron todo tipo de amenazas y asedios por parte de la dictadura chavista, los opositores habían sido rescatados y sacados del país en el marco de lo que se conoció como “Operación Guacamaya”. Una operación que dejó en evidencia la vulnerabilidad en la estructura interna del régimen. Sin embargo, con el correr de los días se supo que Macero había salido de la casa diplomática argentina días antes. Es decir, la inteligencia de la dictadura había sido burlada en dos oportunidades en cuestión de días.

Desde Estados Unidos, donde se encuentra actualmente, Macero habló con Infobae sobre las condiciones extremas que vivieron durante más de un año de constante asedio por parte de la dictadura, la indiferencia de la diplomacia internacional ante su caso, la Operación Guacamaya, y el compromiso que mantiene junto a sus compañeros por la libertad de Venezuela.

Si bien tuvo la oportunidad de ser la primera en salir de la embajada, reconoció: “No fui libre hasta que lo fueron mis compañeros”. Aunque aclaró: “Aun así no terminamos de ser libres”. En ese sentido, afirmó que la lucha por la libertad del país “es una causa de vida que nos compromete por el resto de nuestros días”.

La operación que les permitió escapar fue, según sus palabras, “de una complejidad que difícilmente se repetirá”. Si bien no reveló detalles por seguridad de quienes colaboraron, reconoció que incluso entre ellos hubo restricciones de información. Macero no descartó nuevas operaciones similares a Guacamaya. “Toda persona bajo asedio tiene derecho a ser libre. Ojalá las próximas operaciones sean para retornar, no para huir”.

La integrante del equipo de María Corina Machado se refirió también a la falta de respaldo diplomático efectivo por parte de algunos gobiernos latinoamericanos. “Les quedó grande nuestro caso”, sentenció, en relación con países como México, Colombia y Brasil, que, según ella, evitaron confrontar a Maduro para que se respetaran los salvoconductos firmados. En contraste, agradeció los esfuerzos del gobierno argentino, especialmente del entonces encargado de negocios, Gabriel Volpi, y la posterior custodia de la embajada por parte de Brasil. Asimismo, valoró el respaldo que transmitió el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, con quien se reunieron el pasado viernes: “Tiene claro que el régimen de Maduro no es solo un problema venezolano, sino una amenaza regional”.

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