La candidatura Unidad y Cambio, -formada por el partido Un Nuevo Tiempo y la corriente de Primero Justicia que se marchó de ese partido siguiendo a Capriles-, apenas obtuvo 285.000 votos, el 5,18% del total a escala nacional. Capriles no era el principal candidato de Unidad y Cambio, pero sí su referente público fundamental. Ni siquiera Manuel Rosales, una de las cartas con mayor arraigo de esta alianza, actual gobernador en funciones, pudo retener la plaza del estado Zulia, un bastión tradicional de la oposición.
Los grupos opositores que participaron en las elecciones solo obtuvieron 1 gobernador de los 24 posibles. Se trata de Alberto Galíndez, en el estado Cojedes, una entidad federal de los llanos venezolanos con poca relevancia en la política interna.
La candidatura Unidad y Cambio, que presentó en sus listas reconocidos voceros de las corrientes opositoras -además de Capriles, Juan Requessens, Jesús Chuo Torrealba, Stalin González o Tomás Guanipa- tiene hasta el momento tres diputados, incluyendo a Capriles y González, y terminó sacando menos votos que la Alianza Democrática, una plataforma de fuerzas opositoras con presencia tradicional en el Parlamento y relaciones políticas con el chavismo. La Alianza Democrática, segunda fuerza del hemiciclo, terminó con 344.000 votos y 6,2% de los votos. El otro grupo opositor que obtuvo alguna figuración fue Fuerza Vecinal, que obtuvo poco más del 2% de los votos.
A diferencia de lo que ha sucedido en otras ocasiones, el índice de abstención de estas elecciones, -el dato más relevante de esta consulta- no es precisamente el producto de una actitud apolítica espontánea o un desinterés extendido sin orientación. Ha sido, en buena medida, el resultado de un llamado directo hecho a la ciudadanía, abiertamente reivindicado por Machado desde la clandestinidad.