Estimado embajador.
No tengo que comentarle sobre la situación desastrosa que vive Venezuela.

Me consta que usted, y su equipo de la sección política, llevan un conteo riguroso de las numerosas atrocidades que se cometen contra la democracia, por parte del régimen imperante.

Recientemente se ha celebrado una elección en Venezuela, que empezó con inhabilitaciones políticas como la del cronista, y terminan con la insólita inhabilitación de un Gobernador de oposición electo en Barinas.

Bajo las actuales circunstancias, Maduro no saldrá del poder. El régimen está dispuesto a dar concesiones, pero jamás pondrá en riesgo su permanencia en el poder.

Por todo ello, y por el peso que EE.UU., ha tenido por las sanciones económicas, vuestro liderazgo tiene que ahora sentar en una misma mesa a la oposición, ayudando a construir, una unidad dentro de la diversidad, frente al régimen de Maduro.

Por otro lado hay que discutir el cómo preparar un escenario con el único sostén del régimen: Los militares.

En una situación normal, la culpabilidad de Maduro y de los torturadores debería castigarse; pero no estamos hablando de una situación normal, sino de un regreso a una democracia.

Una cosa es el imperativo ético y otra es la posibilidad práctica de hacer justicia. Si la reparación del mal causado va a despertar nuevas inquietudes en el Ejército, no se está obligado a ello, porque sería contraproducente y podría hacer volver el riesgo que los militares conscientes muchos ellos de la inviabilidad hoy del modelo socialista, no abandonen al régimen por miedo a represalias.

Como usted sabe yo he sido un devoto de la vía electoral. Pero creo que ya no es suficiente, hace falta complementarse, por la naturaleza misma del régimen.

Un error reciente de la observación del Centro Cárter y la Unión Europea, fue no pedirle al régimen que echara atrás con inhabilitaciones ilegales.

Una elección podría ser ganada por la oposición si se cumplen al menos tres condiciones: Que exista un número suficiente de habilitados políticos; que la votación se realice en forma libre, informada y secreta, y que el escrutinio sea limpio. Este no fue el caso de la pasada elección.

La elección del camino de un Referéndum Revocatorio, es un mecanismo truculento, el cual somete al país a la recolección de firmas que serán cotejadas con todo el aparataje de control social del Gobierno, verbigracia, carnet de la patria, Claps, bonos etc. Dicho de otra forma, el Referéndum Revocatorio bajo este gobierno es un fraude, que solo termina fortaleciendo al régimen.

El «levantamiento de las sanciones y la restauración de derecho a activos» es uno de los siete puntos de la agenda acordada por ambas partes para el diálogo en México. El régimen exige la administración de los activos congelados de Venezuela en el exterior. Ya en mayo adelantó que una de sus condiciones era «la devolución de cuentas bancarias a Petróleos de Venezuela (PDVSA) y el Banco Central».

EE.UU. aceptó permitir a las compañías no estadounidenses exportar gas licuado de petróleo a Venezuela y apunta a seguir flexibilizando otras sanciones si el gobierno de Maduro muestra voluntad de entendimiento.
Pero la verdad es que, todos estamos de acuerdo en que hay que levantar las sanciones, siempre y cuando exista una elección presidencial. Ahora que el régimen dice haber “ganado” una elección regional, sería bueno que se sometan a una elección presidencial, adelantada.

EEUU levantaría sanciones para que vayan con dinero a la elección. Y en la oposición solo necesitamos una elección libre, donde pondremos un candidato único que vencerá al chavismo.

Leocenis García
Coordinador Nacional de Prociudadanos
Caracas- Venezuela
ress: @LeocenisOficial

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