Por: Luis Velázquez Alvaray.

El afán destructivo de la tiranía alcanza todos los espacios. La reserva cultural que sobrevive, la están saqueando, los llamados “colectivos”, malvivientes apoyados por los jerarcas de la estructura criminal, que se apoderó del Estado Venezolano.

Devastan el legado artístico y cultural del país y los sitios históricos que les resguardan.

Las caricaturas Hitlerianas han declarado la guerra, simulando los espantosos actos que el Führer instruía para desaparecer el cubismo, el dadaísmo, el futurismo y todo aquello que significara alguna tendencia artística o literaria.

Con igual fuerza se destapa en el país, la llama terrible del Castrochavismo, que convierte en cenizas, sin piedad alguna, las variantes identitarias de nuestro pueblo.

El museo Alberto Arvelo Torrealba, en la ciudad de Barinas, es una de las últimas avanzadas de las pandillas rojas, contra los monumentos artísticos nacionales, que se han forjado en base a la lucha civil de los venezolanos y sus cultores populares.

El historiador Manuel Sanguinetti, hace un llamado angustioso para auxiliar el museo. La ola terrible destruyó también, en días pasados, la biblioteca que honraba el nombre del poeta Fadul, insigne emblema de la lírica llanera.

Es un problema nacional. La tiranía no conforme con llevarse las riquezas, arremete contra el acervo cultural, como un hipopótamo dislocado, que arrasa con lo que se consiga. Seguirá repitiendo el gran poeta Fadul ante el desastre “entre el norte y el sur, mitad del mundo. Me detengo a pensar en lo profundo”.

El historiador Sanguinetti recuerda el rol de esa casona en la guerra de independencia. Era la casa de los Pulido y en donde estuvo el Libertador, hoy olvidado por quienes usaron su figura para engañar, bajo un supuesto renacer patriótico. Ahora el padre de la patria no es Bolívar sino Fidel Castro.

Desde 1982, sirvió de morada para impartir lecciones a los escolares. Foro público para discutir tópicos de toda índole sin distinción alguna; era el ágora de la ciudad, que ofrecía así homenaje al excelso poeta Alberto Arvelo Torrealba, de obra extensa, como la agredida casona.

Sanguinetti repite que no es casa de políticos partidistas. Su voz es de dolor en las ruinas de esa institución cultural. Es un llamado conmovedor, donde expresa alarmado que se debe salvar el antiguo legado cultural: el sable de caballería del General Pulido, piezas arqueológicas, la obra y recuerdo del poeta Arvelo, del Dr. José León Tapia, médico e historiador, que tanto luchó por la cultura barinesa.

Debemos retomar el fino lápiz del poeta Arvelo para gritar, que estamos viviendo “una noche de relato fiero… ya no te quedan ni hojas arbolito Sabanero”.

Digamos con Florentino:

“Lo malo no es el lanzazo

Sino quien no lo retruca”.

Los sectores culturales hacen un llamado para reunirse allí en la casona arruinada este martes 23 de marzo, y tomar decisiones para salvar el museo. Ojalá la fuerza de los ríos impregne la voluntad de los barineses y muevan la brisa del rescate y la libertad.

 

 

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