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Trump y Biden también apuestan sobre el tema de Venezuela.Ambos con narrativas diferentes y con modelos distintos, saben que nuestro país es un “issue” importante de campaña.Comencemos analizando el tipo de liderazgo que ha representado Trump y cómo ello influirá en su eventual actitud sobre nosotros. Luego haremos lo propio con Biden.
1.Trump no es solo un líder conservador. Realmente esta caracterización no lo define correctamente. Es cierto que incluye en el debate temas que son comunes al pensamiento conservador del mundo, sobre todo los relativos al peso de la religión cristiana y sus posiciones sobre el aborto, el sexo, etc.; el tema de la tenencia de armas y la libertad para los negocios,incluyendo “la viveza” para no pagar impuestos al estado. Pero su talante populista y la manera como plantea sus posiciones son disruptivas respecto al pensamiento conservador.
2.Paradójicamente Trump se ha alejado, no solo de las posiciones tradicionales del pensamiento conservador en el mundo, sino también del liderazgo que lo representa políticamente en muchas regiones particularmente en Europa, lo que no le ha permitido tener una posición consensuada sobre las salidas a la crisis en nuestro país.

3.Particularmente peligrosa y arriesgada ha sido su política de estresar sus relaciones con la OTAN que fue la gran apuesta occidental ante la amenaza soviética en la guerra fría y que llevó a partidos socialistas europeos, como el PSOE, por ejemplo a romper con el esquema del Pacto de Varsovia para alinearse con el occidente. Despreciar este significado y debilitar la alianza atlántica, le ha llevado a enajenarse la simpatía con líderes conservadores como Angela Merkel y sus primos británicos, para solo nombrar los más llamativos.
4.Su ataque al multilateralismo no se ha limitado a la OTAN,también se ha separado del liderazgo mundial sacando a Estados Unidos de los acuerdos de París sobre el cambio climático; denunciando al Tratado sobre armas nucleares con Irán; entendiéndose con Erdogan y dándole la espalda a los combatientes kurdos, tradicionales aliados de occidente en la lucha contra el régimen sirio; retirando sus tropas de Siria y reduciéndolas en Afganistán y las bases europeas.
5.Su política arancelaria no se ha limitado a una guerra comercial con China, también, y sobre todo, ha colocado aranceles extraordinarios que hacen inviable la comercialización de productos de la industria agroalimentaria europea como cárnicos, quesos, vinos y aceites.

6.Su política frente a la pandemia que lo llevó desde la negación a ser paciente de la enfermedad y a sacar a USA de la OMS,tampoco agradó a los líderes mundiales que adoptaban medidas de precaución.
7.En el caso de Venezuela. La actitud de Trump ha sido la de acrecentar la presión sobre Maduro, aumentando las sanciones individuales sobre miembros de la administración venezolana,llegando al punto de poner precio a sus capturas, hasta el detender cercos policiales para minimizar el tráfico de drogas y mercancías que según su criterio, financian ilegalmente al régimen. En este terreno sí podemos afirmar que la opción de Trump no ha tenido grietas y no ha hecho concesiones de ablandamiento de las sanciones y que el apoyo al gobierno interino, no ha dejado de manifestarse por activa y por pasiva, en los múltiples episodios de la relación que ha mantenido con el liderazgo que Guaidó representa. Este soporte duro ha sido importantísimo a la hora de mantener el apoyo internacional al gobierno interino. La política de protección de activos que tanto
la secretaría del Tesoro y la OFAC, han mantenido, ha sido otro de los grandes puntales de apoyo a Juan Guaidó.

8. Esta actitud ha tenido para él la clara intención de minimizar la influencia de Irán, China y Rusia en el patio trasero de Estados Unidos y también, como un tema de política interna, para atraer al votante latino anticomunista de Florida, Texas y California.
9.Se ha cuidado también la administración Trump de no crear la expectativa de una acción de fuerza contra Maduro, más allá de la retórica de que “todas las opciones están sobre la mesa”. Esto ha sido tan importante para él, que el propio Elliott Abrams, su comisionado para asuntos venezolanos, traspasó el umbral de la política interna para decirle a María Corina Machado que su propuesta de intervención de la fuerza para desalojar a Maduro,era una propuesta pereciente al realismo mágico y que no era la política de Trump.
10.Por todas estas razones, las elecciones norteamericanas se han convertido en un tema de política interna en Venezuela.Maduro la ha usado como un elemento de cohesión entre sus filas apelando a la lucha antiimperialista y al discurso nacionalista y haciendo la evidente apuesta de la derrota de Trump y, en sectores de la oposición, el tema ha operado igualmente como nutrido de un debate entre quienes se decantan por Biden y quienes lo hacen por Trump.

11.Como hemos señalado en anteriores entregas, la agenda de liderazgos como el de Capriles cuenta con una victoria de Biden por los evidentes lazos de personalidades cercanas a él con influencia en el partido demócrata y la evidente expectativa de que una administración de ese partido pueda ayudarle a desplazar a Guaidó, quitándole la alfombra del reconocimiento y pueda en consecuencia, con la vista puesta en 2024, competir
contra Maduro sin el liderazgo del presidente de la AN a su lado.Biden se ha cuidado de adelantar su posición sobre este espinoso tema y se ha limitado a tocar el asunto de los permisos de estadía especiales para los venezolanos, como único aliciente para obtener el voto de la inmigración venezolana en el sur de la Florida. Con lo cual es posible que tenga ya decidido que habrá cambios en el tema de cómo enfrentar a Maduro y cómo tratar a Guaidó. Aunque también es cierto que el respaldo a Guaidó ha sido bipartidista.
12.Los partidarios de la reelección de Trump cuentan con el aumento de las sanciones y muchos no ocultan su esperanza de que esa presión pueda adoptar la forma de opciones de fuerza.No obstante, tampoco es aventurado pensar que en un contexto de resistencia de Maduro a las presiones y en el marco de la apertura salvaje de la economía que se propone y ya sin necesitar el voto latino una vez reelecto, Trump pueda igualmente relajar la presión contra el régimen y buscar otras vías para minimizar su influencia en la región, negociando acuerdos con él.
Estamos, entonces, en presencia de la elección norteamericana preñada de mayores consecuencias para la vida interna de los venezolanos, que hayamos visto nunca. No exageramos al decir que estas elecciones serán tan decisivas para el destino de Estados Unidos, como para el de Venezuela.

 

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