La política es un aprendizaje permanente, de sus errores y aciertos, hay que fortalecer la tendencia positiva a una mayor cohesión política, que al final del camino, nos permita construir una opción real de victoria para obtener la felicidad de nuestro aguerrido y noble pueblo venezolano

 

Han pasado varios días después de las diversas confrontaciones públicas entre dictadura madurista y oposición parlamentaria, aunque son hechos diferentes, están conectados por la estrategia diabólica del régimen y sus aliados internacionales del castro comunismo, dirigida a destruir por completo todo vestigio de oposición sea democrática o radical, cualquiera de ellas sea aniquilada primera, la otra por lógica sucumbirá destrozada de igual o peor manera.

Una semana de “plomo limpio” entre ambos sectores de la oposición, entre acusaciones que van y vienen, pero que al final, además de representar una especie de catarsis general, mientras los altos jerarcas del régimen, muy sonreídos, disfruta a placer la “guerra fratricida” entre los opositores democráticos y radicales, cumpliéndose así en la práctica el éxito de la estrategia divisionista, desarrollada con mucha efectividad por el G-2 cubano, que continúa demostrando su profesionalismo en la contrainteligencia.

¡Alto al fuego! Ahora después de la tormenta debe venir la calma. Es la hora de la justa reflexión, entre los embates de la derrota debe surgir una propuesta distinta que logre el milagro de integrar nuevamente, con facetas diferentes, a la desunida oposición, y repotenciarla hacia el futuro promisor.

Si mantenemos el esquema tradicional, de confrontación y de odio para darle mayor importancia y cabida a los intereses individuales, grupales o partidistas, por encima del interés colectivo requerido para derrotar la dictadura, y cambiar el modelo económico imperante de hambre y de miseria humana, estaremos condenando a nuestro pueblo a sufrir muchos años de dolor, y miseria en manos del régimen castro comunista cubano.

No tengo duda que, de consolidarse esa opción trágica, perdiendo la posibilidad real y cierta de avanzar en la derrota de la dictadura y la reconstrucción institucional del país democrático que aspiramos, la historia no nos absolverá, nos condenará para siempre.

Debemos contribuir, realizando un amplio debate interno opositor, aportando nuevas ideas o construyendo opciones facilitadoras de un nuevo entendimiento unitario, entre las diversas fuerzas y corrientes políticas opositoras. Aupar y desarrollar las áreas coincidentes y desechando las disidentes.

Estimulando la confrontación y echándole más leña al fuego no lograremos nada positivo, por el contrario, debemos agotar los esfuerzos reconciliadores hasta agotar esa real posibilidad de converger en una verdadera AMPLIA UNIDAD NACIONAL es la hora del ¡Alto al fuego!

La política es un aprendizaje permanente, de sus errores y aciertos, hay que fortalecer la tendencia positiva a una mayor cohesión política, que al final del camino, nos permita construir una opción real de victoria para obtener la felicidad de nuestro aguerrido y noble pueblo venezolano. Estamos en tiempo de lograrlo. El 5 de enero 2020 es crucial para nuestro futuro político.

La tregua a mitad del camino es necesaria, debemos conciliar posiciones, objetivos y estrategias comunes, basta ya de ataque mutuos, que solo benefician al fortalecimiento de la tiranía madurista y como consecuencia el debilitamiento real de una opción democrática.

Dentro de estas ideas, planteamos algunas opciones de entendimiento estratégico entre los diversos sectores opositores en confrontación.

La primera: ampliación, revisión, e incorporación a la actual estructura opositora de todas aquellas organizaciones políticas, civiles y de la llamada sociedad civil, incluyendo militares retirados, federaciones de trabajadores, gremios profesionales, movimiento estudiantiles en todos sus niveles, sectores populares de barrios y zonas rurales del país, y finalmente personalidades políticas independientes, o de tradición partidista, a los afines a de concretar una nueva propuesta unitaria vencedora.

La segunda: cohabitar los sectores opositores, creando un ente nacional e internacional coordinador de estrategias, políticas, acciones y movilizaciones, con participación e integración de las organizaciones políticas, comunitarias, y de la sociedad civil, conformada con reglas claras de funcionamiento democrático, paritarias, y con vocerías especializadas en cada tema nacional.

Los venezolanos o Diáspora en el exterior, que ya somos más de 5 millones con derecho a voto y que tenemos una incidencia fundamental en un posible proceso electoral presidencial, que hemos dado muestras y ejemplos de un activismo noble y patriótico, con un profundo amor por una Venezuela libre y democrática, deben tener sus propias representaciones y organización unitarias, electas por la voluntad soberana de cada país o región, no impuestas a dedos desde Caracas, con libre autonomía de acción política, pero regidas por las líneas estratégicas definidas por la dirección política nacional. Es el momento de profundos cambios y reformas legislativas.

El Frente Amplio y sus partidos, Soy Venezuela y sus organizaciones, personalidades independientes, y muchos otros, conservarán sus propias autonomías como organizaciones, pero deberán necesariamente converger en las líneas estratégicas, y tácticas a desarrollar, a corto, mediano y largo plazo, de manera unitaria, a fin de garantizar efectividad real y verdadera en su acción política.

El pueblo venezolano debe ser fielmente interpretado en sus prioritarias necesidades, como la ayuda humanitaria, con suministros de alimentos y medicamentos inmediatos, y la atención a la seguridad ciudadana.

Es mejor construir con sentido de responsabilidad colectiva, una verdadera opción de cambio y progreso, en democracia y libertad, que finalmente terminar matándonos unos a otros en el campo opositor, brindándole la gran satisfacción a nuestros enemigos históricos. ¡Alto al fuego! ¡A reflexionar todos! ¡Salvemos a Venezuela!

Logremos unidos de verdad el cese de la usurpación, el gobierno de transición y elecciones libres y democráticas. ¡Confiemos en el presidente interino y constitucional Juan Guaidó!

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