El periodista venezolano David Placer, autor de “El dictador y sus demonios. La secta de Nicolás Maduro que secuestró a Venezuela“, no tiene un minuto de descanso. La aparición de esta investigación, donde revela las relaciones del presidente Nicolás Maduro y su entorno cercano con el movimiento liderado por el cuestionado gurú de la India Sai Baba, lo mantiene de país en país, respondiendo las decenas de entrevistas que le exigen a diario por el lanzamiento de su nuevo libro.

Su primero,Los Brujos de Chávez, develaba las relaciones íntimas del fallecido presidente con la santería y la brujería cubana, todo un éxito editorial que busca repetir ahora desnudando las creencias de la actual pareja presidencial y sus allegados, donde se incluyen desde Jorge Arreaza hasta Aristóbulo Istúriz y su esposa.

Sai Baba fue denunciado por corrupción y pedofilia en múltiples ocasiones y la fortuna que dejó después de su muerte, mantiene muchas dudas sobre cómo amasó tanto dinero un gurú que predicaba el amor, la paz, la rectitud y la no violencia, valores que, según Placer, “sus seguidores chavistas violan de forma constante”.

-¿Ha habido alguna reacción del Gobierno de Venezuela hacia tu libro?

-Hasta ahora, ninguna. Silencio absoluto.

– Sai Baba y su gente vivían de donaciones. ¿Se sabe si Maduro le hizo llegar dinero?

-No han trascendido pruebas de ello, pero lo que sí está acreditado es el ascenso social que han logrado los seguidores saibabistas del chavismo. Capaya Rodríguez, a quien los allegados describen como una fanática religiosa y política, dirigía la oficina de Sai Baba en Sabana Grande y ha hecho una carrera diplomática vertiginosa bajo la sombra de otro conocido saibabista: Jorge Arreaza. Además, uno de sus hijos, de nombre Monarca, es secretario personal de Nicolás Maduro. Otros saibabistas como Óskar Dorta, traductor de Maduro en el encuentro con Sai Baba, se ha convertido en contratista del Gobierno y su brujo, Enrique Rodulfo, disfruta las ventajas de viajar en el avión presidencial.

– El empresario británico, Isaac Tigrett, quien donó 4 millones de libras a Sai Baba para construir un hospital y que se considera heredero del gurú, contó que ” los devotos se desesperaban por tener una entrevista con Sai Baba”… ¿Cómo consiguieron esa cita Nicolás Maduro y Cilia Flores?

-Los devotos anónimos, los fieles corrientes, debían esperar ser señalados por Sai Baba para la entrevista personal. Era el momento más deseado de su visita. Algunos acudían semanas enteras y no podían lograrlo. Pero para los devotos con poder, el trámite era mucho más sencillo. El entorno del brujo de Nicolás Maduro, el saibabista Enrique Rodulfo, asegura que fue él quien gestionó el viaje. Pero el resto de chavistas que viajó a Puttaparthi como Aristóbulo Istúriz e Iris Varela contactaban con la Embajada de Venezuela en la India para gestionar el viaje.

– Un sobrino de Sai Baba que maneja uno de los fideicomisos del gurú, fue demandado por un pariente debido a que estaba utilizando los fondos para su provecho y hasta creó un falso email con el nombre del pariente para hacer negocios con el Gobierno de la India. ¿Pareciera que las enseñanzas de Sai Baba permiten el robo y la corrupción de sus seguidores?

-En absoluto. Todo lo contrario. El movimiento espiritual (o secta) tiene cinco mandamientos simples y claros: verdad, rectitud, amor, paz y no violencia. Pero los preceptos son violados de forma constante por la alta jerarquía del movimiento acusada también de esconder kilos de oro, plata y dinero en efectivo en los aposentos del gurú fallecido. Sus seguidores chavistas también los violan de forma constante. De hecho, ese es el hilo conductor del libro “El dictador y sus demonios”. Cómo hasta los fieles y devotos chavistas y saibabistas practican justo lo contrario de su prédica religiosa.

-¿Como se mantiene el movimiento en Venezuela?

-El movimiento en Venezuela asegura no contar con ningún tipo de apoyo económico del Gobierno. La actividad del centro parece modesta y contrasta con la vida de los altos saibabistas del chavismo, un tren de vida que guardan algunos parecidos con los líderes saibabistas de la India, que viven con opulencia en un país sumido en la pobreza y dependiente de sus obras sociales.

El libro de David Placer se consigue en Amazon.

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