El día de hoy, a través de las redes sociales, ha trascendido una nota muy peculiar por su alto contenido político, muy propia del actual clima de crisis política, económica y social que vive nuestro país.

Y es que el cancelar una boda no tiene nada de raro, lo realmente peculiar de este caso es la particular historia de inmigración y política que encierra este drama, que ha compartido Rubén Carpio, un venezolano de 35 años actualmente residenciado en la ciudad de Bogotá.

El joven inmigrante venezolano en tierras colombianas, canceló su boda justo un día antes de la fecha planificada, pues se llevó una mayúscula sorpresa cuando descubrió que su novia había sido una destacada militante chavista.

La historia del desengaño

Carpio señala que, todo estaba arreglado para su boda de ensueño con su expareja Endrina L. (35). Entre los preparativos que tenían listos, estaban el alquiler y decoración del salón de la fiestas, la torta de bodas, así como también la actuación de grupos musicales venezolanos.

La fecha de la boda: sábado 01 de junio

Todo iba bien para la feliz pareja, hasta el día viernes 31 de mayo, cuando Rubén y su novia hicieron una videollamada (vía Skype), a la suegra (la madre de Endrina), para resolver un último asunto pendiente antes de la unión matrimonial: debido a las condiciones económicas de Venezuela, la madre de Endrina no podría asistir a la boda de su hija.

La comunicación digital entre los móviles remotos, fluía en torno al penoso asunto de la no asistencia de la suegra al memorable acto. De pronto, Rubén se percató de algunos detalles en las imágenes recibidas en su móvil, que le hicieron perturbar profundamente su paz espiritual.

La mujer era una prominente chavista

“¡Naguará!, casi entró en desgracia. No se pueden imaginar lo que sentí en ese momento, cuando estábamos llamando a mi ahora exsuegra, y lo primero que veo en la pared de la sala es un afiche del Maldito Maduro», exclamó alarmado Rubén.

«y en la repisita una foto de mi suegra y Endrina en una entrega de casas invadidas en Guárico», continua el sr. Carpio en su relato.

«Se me revolvió el estómago. Le pregunté a Endrina que qué eran esas fotos, cortamos la videollamada y empezamos a discutir», aseveró Rubén.

«Resulta ser que mi novia, a la que le había hasta pagado el pasaje para que se viniera a Colombia porque estaba en Caracas comiendo pura lentejas era chavista, y no solo eso, era la hija de la jefa del consejo comunal, ¡Mar-di-ta se-a!”, exclamó Rubén Carpio con aire apesadumbrado.

Desenlace estrepitoso y jocoso para Rubén

Ante este escenario de pesadilla, el joven venezolano decidió no perder nada de lo invertido en preparativos. Se armó de valor y decidió ofrecer una «fiesta de celebración a puertas abiertas», con la esperanza de conocer una “colombiana bien de derechas”, apuntó Carpio.

”Dios sabe lo que hace, no te imaginas la roncha que tuve que pasar para poder salir de Venezuela siendo ingeniero con postgrado y venirme aquí a trabajar de lava carros para terminar casándome con una chavista, ¿usted se imagina hubiese tenido hijos con ella». «Me hubiesen salido (…) comunistas”, finalizó Carpio.

 

Por Víctor González

 

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