La primera en llegar es Mitzy Capriles. Es una mujer encantadora y distante que nos conduce a un discreto café hasta que su esposo llega, vestido de manera impecable. Cuida las formas. No por casualidad él tiene 51 años en la política.

No duda en afirmar que está de acuerdo con la intervención militar en Venezuela y sin desparpajo asume que es el momento de doblegar los egos de los políticos de oposición. «Yo prefiero ver a los militantes del PSUV participando en elecciones que volando puentes». Él es Antonio José Ledezma Díaz, el político venezolano de mayor referencia en España.

Es un convencido de que Venezuela se va a recuperar. Fue dirigente estudiantil desde que ganó ser delegado de curso en primer año de bachillerato, después como candidato al Tribunal Disciplinario del Centro de Estudiantes. «Desde entonces no he tenido descanso en la lucha política«.

Narra cómo soportó estar preso: «Yo caminaba todos los días en la mañana y en la tarde, imaginándome que estaba en El Ávila o en Italia o en Seboruco, recordando mis vivencias».

Dice con cierto pesar: «Todavía me facturan el video del 31 de julio de 2017 que fue autocrítico, donde no solo le enfilaba las baterías contra el régimen sino también a la oposición, porque consideré que fue un error no haber aprovechado la mayoría calificada en la Asamblea Nacional para designar a los nuevos rectores del CNE y a los magistrados del Tribunal Supremo. Caímos en la ilusión de un referéndum revocatorio y luego en la celada del falso diálogo«.

No sabe cómo explicarle al mundo que Maduro se sostenga en medio de la hiperinflación, los niveles de criminalidad y pobreza, la desnutrición, la reaparición de las endemias, el embarazo adolescente, la caída del productor económico.

Cuando estaba en la cárcel militar de Ramo Verde junto con Leopoldo López en celdas contiguas, hablaban a gritos para poder oírse lo de la participación en las elecciones y estaban de acuerdo en que no ir era lo más conveniente.

«Después Leopoldo me confió que había sido derrotado por la dirigencia de su partido que por mayoría decidieron ir a las elecciones regionales. Error que nos costó mucho».

Asegura que responde los tuits y mensajes de texto. Es un convencido de que «el chavismo terminó siendo una secta«.

-¿Cómo armonizar las profundas diferencias entre la dirigencia opositora, que no permiten ni siquiera una rueda de prensa o un comunicado juntos?

-Eso se logra con una unidad de propósito que se cristaliza con una agenda de lucha, con objetivos definidos, con una estrategia, organización y disciplina.

Una de las virtudes de Juan Guaidó es que logró plantear una hoja de ruta que es aceptada por todos los factores de la oposición. Tiene como aspecto relevante luchar contra el fin de la usurpación.

El Gobierno ha desacreditado a dirigentes de oposición, los colocó bajo sospecha de que negocian, son corruptos, hacerles dudar de sus compañeros, etc. ¿Se le ha acercado alguien del Gobierno para tratar de hacerlo caer en esas maniobras?

-La mejor manera de evitar que prosperen esas artimañas es actuando con la mayor transparencia. Mira, el diálogo no es malo per se, lo malo es cómo se hace; haber aceptado moderadores que eran operadores de Nicolás Maduro como Samper y Zapatero, como locación República Dominicana donde se sabía que el Gobierno dominicano tenía interés en reducir la deuda de 4 mil millones de dólares a la mitad, negociar una refinería, etcétera.

Lo erróneo fue no haber ido con una agenda bien definida y el respaldo de la ciudadanía. Si en algo son expertos los cubanos es en la intriga. Ellos están quebrados en todos los rubros y no producen ni caña de azúcar pero son expertos en preservar el poder.  A mí nunca me han intentado manosear ni acariciar. Cuando fui a Miraflores el 18 de diciembre de 2013 tuve una posición muy firme, junto con los compañeros alcaldes Daniel Ceballos, Alfredo Ramos, David Smolansky, Enzo Scarano y otros.

¿Amenazas?

-Más que amenazas. Terminé más de una vez en un centro hospitalario, fui de los primeros inhabilitados por la Contraloría General, nos despojaron de más del 95% del presupuesto y de 13 edificios de la alcaldía metropolitana, hice huelga de hambre. Tuve amenazas de secuestro contra mí y contra el personal.

Y terminé más de mil días preso, unos en El Helicoide, unos meses en Ramo Verde y después mi casa por cárcel. Nos mordió fuerte la tiranía.

¿Cómo fue su experiencia en El Helicoide? ¿Ya se había implementado ese proceso en el que Mackled lideriza las extorsiones?

-Veamos. Llegué al Helicoide el 19 de febrero del 2015 a las 5:30 de la tarde, hasta las 11:30 de la noche, en que le permitieron a Mitzy visitarme con el abogado. Estuve en la sala técnica, que tenía 21 pasos, llena de escritorios, chalecos antibalas, radios transmisores.

Después recorrí un pasillo en una media luna en penumbras; marcando el paso iba un personaje apodado «El Perro» con un manojo de llaves, me consiguió unas monografías, un libro de Barroso y me dio un yogurt, que me dijo: ‘se lo envía Mackled’. Dormí lo poco que pude, a las 4 de la tarde me llevaron a los tribunales y de allí a Ramo Verde.

¿Usted no ha podido incidir en ese grupo de dirigentes opositores para que depongan actitudes en favor del país?

-He hecho todo lo posible por fraguar la unidad, he dado mi contribución desde los tiempos de la Coordinadora Democrática, pero el régimen ha venido rebanando los liderazgos, quizá por esa franquicia cubana, que ha mantenido durante 60 años esa entelequia llena de fracasos.

Este es el momento de trabajar con visión unitaria para librarnos de la tiranía y, después que salvemos a Venezuela de estas mafias, disputamos el liderazgo porque eso es normal en una democracia. Este Gobierno debería haberse caído hace tiempo. Cuando me preguntan qué sostiene a Maduro, creo que los errores de la oposición. Debajo del cielo de la oposición todos tenemos cabida, no obstante surgen las diferencias.

¿Cuáles por ejemplo?

-Hay cosas que la gente no sabe. A finales de diciembre y hasta enero comenzamos con unos debates porque había factores que no estaban de acuerdo en que Juan Guaidó asumiera plenamente el artículo 233 pero no por eso los voy a llamar traidores o vendidos.

Propusimos reeditar la lucha de calle con un gran paso audaz que fue el que hizo Guaidó el 23 de enero. Había gente que defendía el diálogo pero nosotros advertimos, con cartas privadas, desde mayo de 2016, que si se quería dialogar lo hiciéramos designando moderadores. Si ellos quieren a Zapatero propongamos a Felipe González, si insisten con Samper propongamos a Pastrana.

En el caso de África no es que Mandela fuera una santa paloma. Estaban volando puentes, tenían gente armada con cañones y metralletas en una lucha de resistencia. Mientras eso ocurría estaban dialogando. Pero en el caso nuestro, el Gobierno ni siquiera liberó a los presos políticos. En mayo de 2016 había 72 presos políticos, después que se incorporó Samper y Zapatero llegó a más de 600. Nunca abrieron el canal humanitario.

Prometieron devolverle las potestades a la Asamblea Nacional y lo que hicieron fue instalar una Asamblea Constituyente írrita. Prometieron un calendario electoral para hacer elecciones transparentes y lo que hicieron fue una cascada de fraudes.

¿En esos 51 años de vida política cómo lidia ahora con esa presión que hay desde las redes sociales, donde abunda el halago y el insulto?

-Uno tiene que adaptarse. Uno es animal de hábito. Empecé mi trabajo de periodismo en un multigrafo, aprendimos las pancartas en tela y así hasta llegar a la Internet. Hacía mis artículos en la máquina de escribir en San Juan de Los Morros en periódicos regionales El Nacionalista y La Prensa. Luego Últimas NoticiasEl Mundo y otros.

¿Pero cómo hace para lidiar con los ataques en las redes, por ejemplo, contra sus hijos?

-Hay cosas que no son fáciles así uno tenga piel de elefante. No es fácil aparentar que uno es estoico ante tales heridas. Dos cosas que a mí me han conmovido mucho. Alguien puso a circular un montaje haciendo ver que había agredido a Mitzy. Yo sería incapaz de pegarle a una mujer y mucho menos a la mujer que amo. Luego, el 1 de mayo, en un acto en el paseo Colón aquí en Madrid, estaba con mis hijas y además tuve el honor que me cantaran allí el cumpleaños. Saliendo nos llama gente amiga muy angustiada porque habían corrido que mi hija había sido detenida, cosa totalmente falsa, y la ponen como dueña de 130 apartamentos, que también es falso.

¿Se ha imaginado cómo será la intervención?

-Lo ideal hubiese sido que Maduro aceptara las conclusiones de un diálogo y se hubiese ejecutado el referéndum revocatorio. Entre Maduro y Diosdado (Cabello) no hay ninguna afinidad. Lo que hay es una lucha de poder y los une el delito y el miedo.

-No me queda claro. ¿Cómo se imagina esa intervención militar?

-Una fuerza múltiple que se apoye en la doctrina admitida por la ONU, que es la doctrina de la responsabilidad de proteger. Que participe no sólo EEUU, sino Colombia, Brasil y la Fuerza Armada venezolana. Dentro de Venezuela y fuera de Venezuela hay militares comprometidos con la causa democrática. No que la Fuerza Armada dé un golpe militar, sino que eviten que Maduro siga pateando la Constitución, el Estado de Derecho y la dignidad de los venezolanos.

 Estoy de acuerdo en que haya una intervención humanitaria que contempla una fuerza de paz para doblegar la mafia

Disculpe que insista. ¿Pero no se ha imaginado que esa intervención termine siendo una carnicería que derrame sangre de gente inocente?

-No, yo creo que puede ayudarnos a evitar que se siga derramando la sangre de gente inocente. El año pasado murieron más de 26 mil personas. En los 20 años de Chávez y Maduro ya han muerto más de 330 mil venezolanos.

Diariamente mueren mujeres por cáncer de mama porque no hay quimioterapia, mueren niños por falta de alimentos, enfermos renales, seropositivos o gente con simple enfermedad respiratoria. En Venezuela operan más de 18 mil bandas hamponiles. Hay una corporación criminal con colectivos, pranes, parasindicatos, los grupos parapoliciales y paramilitares, Hezbollah, hampa controlando las instituciones.

¿De qué vive usted aquí en España?

-Tengo una familia que responde por mí. Si no tuviera una mujer como Mitzy que me ayude, sería imposible sostener la familia. Además tengo otra parte de mi familia, que son mis seis hermanos italianos. Mi padre dejó la instrucción antes de morir en el 2004, que se ocuparan de Tonino como me llaman allá. Ellos se ocupan de las empresas que dejó mi padre y responden por mí. Me han ayudado las fundaciones con mis viajes. Y no necesito lujos.

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