El general Carlos Rotondaro, quien por una década presidió el Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS) y huyó clandestinamente a Colombia, el pasado 18 de marzo le dijo a la periodista Idania Chirinos, de NTN24, que unos 5.000 mil pacientes de diálisis habían muerto en Venezuela entre 2017 y 2019 por falta de insumos de atención. Esta denuncia apenas mostraba la punta del iceberg de la situación sanitaria en Venezuela, publicó PanamPost.

En su edición del 23 de marzo, la reconocida revista médica The Lancet publicó un editorial titulado: El derecho a la salud de Venezuela se derrumba en medio de la crisis política. Allí denuncia la crisis sanitaria y alimentaria que azota al país, acentuada por la situación política, la falta de insumos y las fallas en los servicios públicos: electricidad y agua potable.

Adicionalmente incluye un trabajo sobre la crisis de la salud púbica venezolana, a la que califica como una crisis regional. El estudio, liderado por la doctora Kathleen R. Page, empieza diciendo: “La crisis económica en Venezuela ha erosionado la infraestructura de salud del país y ha amenazado a la salud pública de su pueblo. La escasez de medicamentos, suministros de salud, interrupciones de los servicios básicos en los centros de salud y la emigración de trabajadores de la salud ha llevado a una disminución progresiva de la capacidad operativa de la atención de salud. El efecto de la crisis en salud pública ha sido difícil de cuantificar desde que el Ministerio de Salud de Venezuela dejó de publicar estadísticas cruciales de salud pública en 2016”.

Ahora, este 4 de abril, la ONG dedicada a la defensa de los derechos humanos, Human Rights Watch (HRW) hizo público un informe de 73 páginas, titulado La emergencia humanitaria en Venezuela: se requiere una respuesta a gran escala de la ONU para abordar la crisis de salud y alimentaria.

El reporte, realizado conjuntamente con expertos y médicos de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, documenta un aumento de los niveles de mortalidad materna e infantil; brotes de enfermedades que podrían prevenirse con vacunación, como el sarampión y la difteria; e incrementos drásticos en la transmisión de enfermedades infecciosas, como malaria y tuberculosis. Los datos disponibles muestran altos niveles de inseguridad alimentaria y desnutrición infantil, así como una alta proporción de niños ingresados en hospitales con desnutrición.

Tanto el estudio de Page como el HRW coinciden en muchos datos, negados por las autoridades sanitarias del régimen de Nicolás Maduro. Este ha negado hasta el cansancio la existencia de una crisis humanitaria en Venezuela, la cual se ha exacerbado desde que asumió el poder en 2013.

Fuente: La Patilla.

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