El líder opositor Juan Guaidó guardó su ruta y el momento de su regreso en secreto por el temor a ser detenido por el gobierno de Venezuela. Sin embargo, pasó los controles migratorios en el aeropuerto y pidió la caída del presidente, Nicolás Maduro, en una manifestación con una mínima presencia de las fuerzas de seguridad.

La vuelta de Guaidó al país el lunes fue el último capítulo en su enfrentamiento con Maduro, quien había sido advertido por Estados Unidos y otros países en contra de actuar hacia su adversario y posiblemente se dio cuenta de que detener a su rival podría provocar más protestas callejeras. Y aunque es probable que la presencia del líder opositor dé un impulso, al menos en el corto plazo, a su campaña por el cambio, Maduro ha demostrado ser resistente y cuenta con la lealtad de la jerarquía militar.

Venezuela está sumida en una crisis humanitaria que se espera que empeore a medida que hagan efecto las sanciones al petróleo diseñadas por Estados Unidos para aumentar la presión sobre Maduro. Con ambas facciones políticas firmes en medio de la creciente escasez que sufren los venezolanos, algunos analistas especulan con que podrían estar considerando negociar para acabar con el estancamiento.

El hecho de que Guaidó no fuese detenido, al menos hasta ahora, refleja la presión que enfrenta Maduro para no intervenir, señaló Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanalisis, con sede en Caracas. “Pero parece indicar también el inicio de una negociación, local e internacional, sin que queden aún claros los detalles”, apuntó León en Twitter.

Por ahora, Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional controlada por la oposición, parece querer investigar las vulnerabilidades del gobierno socialista y dijo que el martes se reunirá con sindicatos de empleados públicos en un intento de asegurarse su cooperación. Por otra parte, convocó grandes protestas para el sábado, una táctica que a veces ha sido contrarrestada con marchas de leales a Maduro.

El lunes, Guaidó mostró su pasaporte antes de subirse a un andamio y alzar su puño al aire para deleite de sus eufóricos seguidores durante el acto en Caracas. El gobierno de Maduro no realizó comentarios de inmediato e intentó centrar la atención en los festejos del Carnaval el lunes y el martes.

Sin embargo, aunque miles de venezolanos atendieron el llamado de Guaidó para manifestarse coincidiendo con su regreso, muchos temen que las autoridades puedan reprimir a la oposición como el pasado, encarcelando o llevando al exilio a sus principales líderes.

“Sabemos los riesgos a los que nos enfrentamos, eso nunca nos ha detenido”, declaró Guaidó.

El líder opositor fue recibido en el principal aeropuerto del país por altos diplomáticos de Estados Unidos, Alemania, España y otras naciones que posiblemente esperaban frustrar cualquier maniobra para detener a Guaidó siendo testigos de su vuelta a la nación.

“Esperamos que no haya ninguna escalada y que la inmunidad parlamentaria se respete”, dijo el embajador de España, Jesús Silva Fernández.

Estados Unidos y alrededor de 50 países más han reconocido a Guaidó como el líder legítimo del país, alegando que la reelección de Maduro el año pasado no fue válida porque populares candidatos de la oposición no pudieron presentarse. Maduro acusa a estas naciones de participar en un complot golpista en su contra respaldado por Washington.

Guaidó, quien salió de Venezuela el mes pasado pese a una orden judicial que le impedía viajar al extranjero, visitó Colombia, Brasil, Paraguay, Argentina y Ecuador. Estos gobiernos respaldan su reclamo de ser el presidente interino de Venezuela e instaron a Maduro a renunciar para que el país pueda prepararse para elecciones justas y libres.

Estados Unidos felicitó al líder opositor por su regreso. “La comunidad internacional debe unirse y presionar para el final del brutal régimen de Maduro y para la restauración pacífica de la democracia en Venezuela”, dijo el secretario de Estado, Mike Pompeo.

El presidente de Colombia, Iván Duque, tuiteó que la bienvenida de Guaidó formó parte del “irreversible camino que emprendió Venezuela hacia la democracia”.

Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, hizo un llamado al diálogo entre todas las partes para acabar con el bloqueo político.

Entre los manifestantes que esperaban a Guaidó en Caracas estaba Wilfredo Moya, un ex trabajador de la construcción que dijo que los venezolanos que esperan un cambio deberían ser pacientes ya que se trata de un “proceso largo”.

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