Los vecinos del callejón Los Samanes en La Chapa, municipio Ribas, denunciaron la grave condición que presentan todas las calles de la zona y destacaron que llevan años solicitando un plan de asfaltado y nunca han sido tomados en cuenta por los gobiernos de turno.

Con respecto al tema, el señor Vicente Freites, quien reside desde hace por lo menos 15 años en el sector, explicó que basta con recorrer dos de las caminerías de la popular barriada, para darse cuenta del franco estado de deterioro que mantienen sus vías de acceso, lo que no permite que las personas puedan desempeñar sus tareas diarias normalmente.

“Por aquí no podemos caminar, ni sacar nuestros vehículos en paz, porque es un constante gasto. Hay miles de cráteres por donde mires. Nos las pasamos haciendo maromas, porque si no se nos va un gasto en repuestos, no pegamos ni una”, manifestó Freites.

Corina Liendo agregó que “ya no sabemos qué hacer, tenemos años pidiendo que nos coloquen asfaltado en las calles y nada. Los alcaldes que han pasado por el municipio han tenido conocimiento de la dificultad, sin embargo, ninguno ha asumido la responsabilidad de cumplirnos y permitir que vivamos dignamente, no sabemos a quién recurrir”.

Por otra parte, la afectada también mencionó lo difícil que se ha vuelto acceder a la comunidad cada vez que se inicia la temporada de lluvias, pues los huecos se llenan de agua y se forman lagunas que no permiten transitar a nadie, ni en carro, ni mucho menos a pie.

“Los carros casi no pueden pasar cuando llueve por la cantidad de charcos de agua que se forman, los taxis nos dejan en la entrada, entonces si está lloviendo, tenemos que mojarnos desde la entrada hasta nuestras casas porque nadie se quiere meter para acá. Sin contar que vivimos con un foco de enfermedades latente con los criaderos de zancudos”, comentó Graterol.

Es por todos estos inconvenientes que esta parte de los ribenses, hace un llamado a la municipalidad para que se aboque a resolverle este problema que los mantiene pasando roncha, para poder realizar sus actividades diarias.

DANIEL MELLADO | elsiglo

 

 

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