“La soberbia del hombre le abate Dios”, dice la Biblia, y sin duda que la arrogancia de este régimen criminal que lidera Nicolás Maduro, que se burla del sufrimiento de la mayoría del pueblo que muere de hambre y por falta de medicinas, está siendo abatida por esos millones de venezolanos que se cansaron de vivir en la miseria y que hoy reclaman un urgente cambio de timón en la conducción de nuestra patria.

Ramón Flores / @liderhumano

Y es que cuando se creían más poderosos y soberbios apenas se dio la “juramentación” ante el Tribunal Supremo de Justicia que consumó la usurpación del cargo de Presidente de la República el pasado 10 de enero, la casta delincuencial que en mala hora rige los destinos del país comenzó a tambalearse desde sus cimientos, al punto que en tan solo dos semanas la mayoría de la comunidad internacional no solo es que considera a Maduro un mandatario ilegítimo, sino que además reconoce al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como el único jefe de Estado Encargado que tiene Venezuela.

Las sonrisitas cínicas y soberbias del discípulo del psicópata Edmundo Chirinos, su hermanita y la del tipo del mazo, han claudicado ante los rostros que exhiben ahora con ceño fruncido, miradas perdidas y con voces que denotan desesperación. Y no es para menos: que el diputado Juan Guaidó sea reconocido como Presidente Encargado por casi la mayoría de los países de América, encabezados por Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina; además de la Unión Europea, entre otras naciones, así como por distintos organismos internacionales como el Banco Mundial o la Organización de Estados Americanos, abre una ventana de oportunidades para la oposición venezolana para cambiar el sistema que jamás habíamos tenido en estas dos décadas de desgracia chavista.

Pero no solo es eso. Las masivas movilizaciones del 23 de enero en casi todo el país que convergieron en multitudinarios cabildos abiertos, que conforme a la constitución tienen carácter vinculante y dieron paso a la juramentación de Juan Guaidó como Presidente Encargado de Venezuela, basado en el artículo 233, al expresarse de forma genuina el verdadero poder originario.

Lo más significativo es que estas protestas comenzaron desde el mismo 21 de enero, cuando vecinos de Cotiza en el noroeste de Caracas salieron a manifestar su apoyo a los miembros de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), que expresaron su intención de restablecer el hilo constitucional, sin duda estimulados por la Ley de Amnistía que discutimos en la Asamblea Nacional que beneficia a los civiles y militares que actúen apegados a nuestro texto fundamental para acabar con el régimen de Maduro. Ese episodio fue un parteaguas en nuestra historia reciente, porque barrios como Petare, Catia, San Agustín o el Guarataro que antes habían sido “rojos rojitos” levantaron sus banderas de la dignidad y ya llevan días expresando su repudio al régimen chavista –a pesar de la brutal represión de los asesinos del FAES y de los “colectivos”-, con consignas como “No quiero bono, no quiero CLAP, lo que quiero es que se vaya Nicolás”.

Aunado a todo esto, estos actos de gobierno de Juan Guaidó también han puesto a la cúpula espuria contra la pared: el nombramiento de Gustavo Tarre Briceño como representante especial de Venezuela ante la OEA, así como el anuncio sobre la ayuda humanitaria que está por llegar, emplazando a los militares a decidir si la van a dejar entrar o van a evitar que los alimentos y medicinas lleguen a esos venezolanos que mueren hoy por no tenerlas.

Para rematar, nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, aseguró que todas las negociaciones económicas del país se concretarán a través del Presidente Encargado y de paso ignora la orden que dio Maduro para que su personal diplomático abandone el país “en 72 horas”.

La tapa del frasco la puso el “camarada” Pedro Sánchez, jefe del Gobierno de España, que a nombre de la Unión Europea le dio un ultimátum a la cleptocracia roja, al exigirle elecciones libres, justas y transparentes en un plazo máximo de 8 días o de lo contrario reconocería a Juan Guaidó como Presidente de Venezuela

En este punto, aprovechamos para enviar un auténtico y noble reconocimiento a todos los países que han expresado su irrestricto apoyo a Juan Guaidó y al Parlamento de Venezuela, por solidarizarse ante la tragedia que vivimos: pronto habrá el cambio por el cual luchamos.

Sin duda que ya estamos en tiempos de transición… ¿Cuánto durará? Nadie lo sabe, porque aún falta que los militares comprendan que deben ponerse del lado correcto de la historia y hagan cumplir lo que establece nuestra constitución, por lo que debemos seguir apoyando con nuestra presencia masiva en las calles, resteados con la ruta trazada por Juan Guaidó que contempla cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, para que esos oficiales de alto y rango medio así como oficiales y tropa repitan lo que señaló el presidente Luis Herrera Campins, “Los militares son leales hasta que dejan de serlo”, y apostamos porque se sigan sumando a nuestra lucha por la libertad.

Finalmente, enviamos un mensaje de esperanza a los presos políticos, perseguidos y exiliados, así como a los más de 4 millones de venezolanos que están esparcidos por el mundo: pronto los esperaremos con lágrimas de alegría en los aeropuertos y en las fronteras, para reencontrarnos y reconstruir nuestra querida patria.

 

 

 

 

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