Ahora el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Nicolás Maduro dice que la junta directiva de la Asamblea Nacional, la que preside Juan Guaidó, es nula. Pero “llega tarde, porque lo que viene es imparable. Los deseos de cambio de los venezolanos y la movilización del 23 de enero serán imparables”, apunta al diario ALnavío el exministro y exdiputado venezolano Carlos Tablante.

“La oposición retomó la iniciativa y hoy está a la ofensiva. Por el contrario, el Gobierno está desconcertado con lo del TSJ y hoy pretende recuperarse, pero temen las reacciones que puedan surgir”, agrega Tablante.

La fórmula que maneja Guaidó está clara. Ya dijo que Maduro es un usurpador de la Presidencia, y como tal, lo que persigue la Asamblea Nacional es el cese de esa usurpación para que una vez conseguido esto, se celebren elecciones libres.

Esa hoja de ruta de Guaidó, recuerda Tablante, contempla tres acciones: “que continúe la presión internacional contra Maduro, que la Asamblea Nacional mantenga la presión institucional, y que a esto se sume la presión popular”.

El apogeo de la presión popular tendrá lugar el miércoles, 23 de enero. Esta es una fecha clave. Lo es porque hay convocada una gran marcha por la libertad en la que habrá más de 300 manifestaciones simultáneas en Venezuela, más las decenas de protestas que tendrán lugar en el extranjero. Incluso en Madrid.

También lo es porque Guaidó dijo que tiene “un anuncio importante” que hacer.

“Hay que procurar la expresión clara y contundente de un cambio. Estoy seguro de que la gente va a salir porque están viviendo un caos, en lo económico, y en lo social. El 23 de enero es un nuevo despertar con un claro componente popular”, agrega Tablante.

Lo de ese 23 de enero es lo que viene. Lo imparable. Ese deseo de cambio que convierte en estéril el último pronunciamiento de Juan José Mendoza, presidente de la Sala Constitucional del TSJ.

Un TSJ estéril

“La Asamblea Nacional no tiene junta directiva válida, incurriendo la írrita directiva de 2017, 2018 y 2019 en usurpación de autoridad y todos sus actos son nulos de nulidad absoluta”, dijo Mendoza este lunes desde la sede del TSJ.

El Tribunal Supremo no sólo llega tarde, sino que también, como apuntó a este diario Antonio Ledezma, alcalde de Caracas en el exilio, es ilegítimo. “Es un órgano de mamarrachos disfrazados de magistrados sin legitimidad”.

                               La marcha del 23 de enero convierte en estéril la última decisión del TSJ / Foto: @jguaido

Cabe recordar que el TSJ también declaró nulos los acuerdos de la Asamblea Nacional del 15 de enero, cuando aprobó la usurpación de la Presidencia de Maduro, un acuerdo de amnistía para militares y civiles que restituyan el orden constitucional, el ingreso de ayuda humanitaria y la protección de activos de la República.

También dijo que en Venezuela no puede apelarse a la desobediencia civil que contempla el artículo 350 de la Carta Magna de 1999 hasta tanto se hayan agotado todas las vías judiciales que así lo certifiquen.

Pese a todo, Ledezma recuerda que la Constitución de Venezuela sí contempla leyes de amnistía que protegen a los venezolanos y a los militares que se declaren en desobediencia. “Son leyes que podemos hacer valer, a pesar de la nulidad a la que ha sido sometida la Constitución por este Gobierno”.

La fuerza de la serenidad

Según Ledezma, Guaidó no tiene que esperar hasta el 23 de enero. “Debería jurar ya mismo como presidente de la República”. Esto que pide el excalde de Caracas no es lo mismo que considera Tablante.

El exministro apuesta por “la política de la serenidad” que viene caracterizando a Guaidó. Un político de 35 años, apenas conocido hasta hace una semana, cuando un secuestro exprés protagonizado por la policía política de Maduro, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), convirtió al presidente de la Asamblea Nacional en noticia mundial.

Una serenidad que se ha visto reflejada en la cuenta de Twitter del Parlamento y del propio Guaidó. En ninguno de los dos perfiles se produjeron reacciones de descrédito o repudio ante la sentencia del TSJ, y simplemente se pusieron a reproducir llamamientos al 23 de enero.

Porque eso es lo que ha estado haciendo Guaidó desde que el 5 de enero lo nombraran presidente de la Asamblea Nacional. Reactivando al pueblo venezolano, empoderándolo para que vuelva a tener voz. Y esto lo ha hecho a través de los cabildos abiertos, órgano clave en la revolución de este joven político.

“Lo suyo es la fuerza de la serenidad. Su hoja de ruta está clara, y no se detendrá hasta sentar en la mesa al autócrata [a Maduro] y que se halle una salida democrática a esta situación, y lo menos traumática posible”, comentó Tablante.

Fuerza popular de Guaidó

Para el exministro, este lunes, cuando el Escuadrón Montado de Cotiza de la Guardia Nacional se declaró en rebeldía, se evidenció un hecho de la fuerza popular que está acumulando Guaidó. “Los barrios cercanos a Cotiza reaccionaron de forma pacífica a favor de los rebeldes en una manifestación”.

Agregó Tablante que no hay que olvidar que la Fuerza Armada también “padece el desastre económico” que se vive en el país. “No está ajena a la pérdida de calidad de vida que todos sufren. Y su descontento al final se traduce en reclamo y protesta”.

Según el exministro, otro punto clave en la revolución popular que busca Guaidó “es el apoyo de los grandes barrios de Caracas”. Conseguirlo será fundamental de cara al 23 de enero.

Es el día de la gran marcha ciudadana y del “anuncio importante” del presidente de la Asamblea Nacional. También el nuevo día de una revolución popular que busca ir permeando en la Fuerza Armada, la Fiscalía, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, y el resto de las instituciones controladas por Maduro para que al final se cumpla “lo de sentar en la mesa al tirano”.

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