Consumidores y comerciantes no aceptan billetes de 2 ni de 5 bolívares, pese a que el Banco Central emitió 758,2 millones de piezas entre agosto y octubre.
No han transcurrido ni cinco meses desde que el bolívar soberano entró en circulación y ya es evidente en la calle el fracaso de la reconversión monetaria. Consumidores y comerciantes no aceptan los billetes de menor denominación, los de 2 y 5 bolívares, y volvieron las grandes pacas de efectivo de poco valor. Pero el gobierno, en vez de frenar la hiperinflación para que la moneda recupere poder de compra, la sigue alimentando con incrementos salariales que financia mediante la emisión de dinero sin respaldo por parte del Banco Central de Venezuela.
Si bien Nicolás Maduro prometió en agosto que preparaba un plan económico que incluía disciplina fiscal, acabar con la emisión de dinero inorgánico, liberar el tipo de cambio e incrementar el precio de la gasolina, lo único que ha hecho en el “Programa de Recuperación Económica” es reconvertir la moneda y decretar tres incrementos salariales: uno de 1.800 bolívares (5.900%), otro de 4.500 bolívares (150%) y el último de 18.000 bolívares (300%).
El economista Alejandro Grisanti, director de la firma Ecoanalítica, afirmó que la reconversión monetaria, así como el resto de las medidas económicas que se pusieron en marcha a partir del 20 de agosto, fracasó porque el gobierno no ha aprendido que sus gastos tienen que estar a un nivel cónsono con sus ingresos para detener el proceso hiperinflacionario.
Indicó que para 2019 se calcula una tasa de 10.000.000%, lo que significa que los precios se van a multiplicar por 100.000% durante el año y a cada precio se le van a agregar, por lo menos, cinco ceros. “En la medida que no se detenga la hiperinflación, el gobierno va a tener que hacer reconversiones monetarias casi anuales que no serán efectivas, ni se podrá eliminar la escasez que, de hecho, vuelve a sentirse en Venezuela”, dijo.
Señaló que anteriormente un billete de 500 bolívares alcanzaba para comprar 2 perros calientes, mientras que ahora se necesitan 4 o 5 de esa misma denominación para adquirir lo mismo. Cuando el bolívar soberano entró en circulación, en un puesto de “balas frías”, ubicado en el este de Caracas, un consumidor podía comprar un par de perros calientes con un solo billete de 500 bolívares, el de mayor denominación. Ahora necesitaría 3 piezas para comerse uno solo, que cuesta 1.500 bolívares. Y si quiere un refresco, tendría que desembolsar otro billete de 500 y uno de 200 bolívares; sin embargo, los vendedores dijeron que los clientes, que pagaban con papel moneda desde que Maduro ordenó a la banca en septiembre “liberar el dinero”, dejaron de cancelar con efectivo. “Los bancos limitaron una vez más la entrega de efectivo y emiten billetes de menor valor que la gente no quiere”, dijo uno de ellos.
Coincidieron en que preferirían que nos les pagaran con piezas de 2 ni de 5 bolívares porque después, cuando vayan a comprar productos bachaqueados, el buhonero no las acepta. Afirmaron que el bolívar soberano ya es incómodo porque no cabe en la cartera y con un bloque de billetes apenas se puede comprar un cartón de huevos, que el miércoles costaba 8.000 bolívares (4.000 piezas del de 2 bolívares y 16 del de 500 bolívares).
Inés Guerrero prefirió deshacerse de los billetes de menor denominación. El miércoles depositó billetes de 2 y ayer fue a otra agencia bancaria a retirar dinero. Sin embargo, el cajero le dio piezas de ese mismo valor. “Son los únicos que tengo, señora. Puede depositarlos en otro banco”, le respondió el trabajador.
Entre agosto y octubre, el Banco Central emitió más billetes de menor denominación. En esos tres meses el ente emisor puso en circulación 498,3 millones de piezas de 2 bolívares y 259,9 millones de 5 bolívares, mientras que del billete de 500 bolívares apenas emitió 2,4 millones de piezas.
Son los de menor denominación los que más entregan las entidades financieras y los que más saturan las billeteras. El diputado Ángel Alvarado, miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, dijo que el desprecio hacia la moneda, que es una consecuencia típica de un proceso hiperinflacionario, es mayor por lo engorroso que significa cargar con ella.
Y es que al comprar con billetes de 2 bolívares un simple caramelo de menta en un quiosco, una persona desembolsaría 50 piezas. Para un café, que cuesta en un negocio en el este de Caracas 1.000 bolívares, se requieren 500 piezas. Sin embargo, el comerciante le indicó a un posible cliente que solo aceptan billetes a partir de 10 bolívares en adelante. “No aceptamos de 2 ni de 5 porque esos ya nadie los quiere”, dijo.
Además, ahora con el último incremento salarial, que también elevó las pensiones de 4.500 a 18.000 bolívares, las personas mayores que cobren la pensión recibirán 36 piezas si es que el banco les paga con el billete de 500 bolívares.
“Los de menor denominación, como los de 2 y 5 bolívares, ya prácticamente no compran nada, y tener billetes de 500 tampoco significa mucho. Se vuelve a perder un cono monetario; otra vez nos volvemos a entrampar en una crisis de efectivo por la hiperinflación”, añadió Grisanti.