La grave crisis que sufre Venezuela también se deja notar en las embajadas de este país en distintos países del mundo. Un ejemplo de ello es el reciente escrito del responsable de la legación diplomática en Haití, Luis Ernesto Díaz Curbelo, en el que alerta al ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza, de las facturas pendientes de pagar y de la situación calamitosa en la que se encuentran las instalaciones en Puerto Príncipe. «El techo de la Residencia Oficial está cayendo» y la Embajada «no tiene ni siquiera cómo mantener a los perros», advierte en la comunicación remitida a Caracas con fecha del pasado 10 de septiembre, a la que ha tenido acceso ABC.
Por Manuel Trillo
@manueltrillo
El embajador, tras presentarse con el correspondiente «saludo bolivariano y chavista», dice tener «la honra» de dirigirse al ministro para «ratificar las deudas que tenemos pendiente por el año 2018, sin contar del 2016 y 2017 de la Misión».
A continuación, desgrana la lista de servicios pendientes de pago: «Alquiler, la compañía de electricidad, teléfono, internet, agua, gas, vigilancia, aseo urbanos, primas y gastos de seguro, servicios de procesamientos de datos, veterinarias, conservación y reparaciones de muebles y vehículos, combustible para las plantas eléctricas y los vehículos entre otros de las partidas 401, 402, 403. Anexo facturas de los servicios mencionados anteriormente relacionadas a las deudas que se están exigiendo a la misión».
El propietario reclama el cheque del alquiler
Díaz Curbelo detalla que el propietario de la sede de la misión está «reclamando el cheque de la segunda parte del arrendamiento, ya que le habíamos prometido para el mes de junio entregárselo».
A continuación, indica: «El techo de la Residencia Oficial está cayendo. Anexo Foto». Y continúa: «La Embajada no tiene ni siquiera cómo mantener a los perros».
El embajador solicita «una intervención en relación a las deudas mencionadas de la misión», así como las «prestaciones sociales« del jardinero y de la secretaria consular, así como la paga extra de final de año de los empleados locales.
Para el exdiplomático venezolano Franklin Cuberos Gaona, actualmente exiliado en un país europeo que prefiere no desvelar por razones de seguridad, la situación de la Embajada en Haití es un botón de muestra del «grave momento» que atraviesan las legaciones venezolanas en el mundo. Según explica, se han cerrado de hecho las embajadas en Dinamarca, Suecia, Finlandia, Eslovenia, Chipre, República Checa y Gambia, con lo que todos los empleados locales (chóferes, secretarias, personal de limpieza o vigilancia) se quedan sin trabajo.
Según Cuberos, hay diplomáticos que «han tenido que enviar a sus familias a Venezuela, ya que no pueden costear su gastos básicos de educación, alimentación o transporte en los países donde desempeñan funciones», mientras que otros han debido «mudarse juntos para compartir gastos». A eso se añade los «demandados por falta de pago del alquiler de las viviendas o corte de servicios (agua, electricidad, internet) o casos de embajadores que han hecho un hueco en las residencias oficiales «para acoger familias enteras de sus diplomáticos para hacer frente a la grave situación».
A su juicio, esta situación es «un fiel reflejo del estado de quiebra económica en la que se encuentra el país». El exdiplomático considera que «todo esto es una tremenda contradicción» con la imagen que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, «quiere reflejar en el mundo», haciendo en 2017 «importantes donaciones» a varios países por fenómenos como huracanes o inundaciones.