La Casa Blanca está buscando prohibir la venta por parte de compañías estadounidenses de aproximadamente 3,5 millones de barriles de petróleo y otros productos petroleros refinados a Venezuela, informa McClatchy, citando a dos altos funcionarios del gobierno no identificados. McClatchy agregó que la administración también está discutiendo activamente un embargo total sobre la compra de petróleo venezolano.

Aunque un embargo total sobre la compra de crudo venezolano —la llamada “opción nuclear”—se está discutiendo activamente, el gobierno se centra en sanciones más quirúrgicas que bloquean la venta a Venezuela de crudo y productos derivados del petróleo por parte de empresas norteamericanas, y entorpecer el sector petrolero  sin afectar directamente al pueblo venezolano, reseñó El Nuevo Herald

“Es muy real”, dijo a McClatchy un alto funcionario del gobierno. “Es un asunto determinar cuándo la próxima ronda de sanciones va a ejercer la presión máxima”.

Específicamente, el gobierno estudia prohibir que firmas estadounidenses vendan unos 3.5 millones de barriles de crudo y derivados a Venezuela, como la nafta disolvente, que se usa para diluir el crudo pesado para que pueda avanzar por más de 60 millas de tuberías desde la Faja Petrolífera del Orinoco hasta la costa, donde se procesa o se exporta.

Altos funcionarios del gobierno dijeron que están trabajando en un nuevo paquete de sanciones que se implementaría en los próximos tres meses. Analistas del sector petrolero dijeron que han participado en los últimas semanas en discusiones en la Casa Blanca y el Departamento de Estado sobre las consecuencias potenciales de tanto un embargo petrolero total o las ventas de crudo y sus derivados a Venezuela.

“Yo dije que la segunda opción es mejor”, dijo Russ Dallen, socio gerente del banco de inversión estadounidense Caracas Capital Markets, que le sigue la pista a los envíos de crudo venezolano, quien asesoró a funcionarios estadounidenses sobre el tema. “Les dije: ‘Miren, ellos se están matando a sí mismos de todas maneras. Si nos involucramos ahora van a tratar de culparnos. Ya lo están haciendo, pero cuando tu enemigo se hace daño a sí mismo, uno no lo detiene”.

Un tercio del crudo venezolano se procesa en refinerías estadounidenses. Un embargo al petróleo venezolano, el cuarto mayor suministrador de Estados Unidos, pudiera forzar a una baja en la producción en las refinerías de la costa del Golfo de México y un alza temporal en el precio de la gasolina.

Grandes refinerías estadounidenses, como Valero Energy Corp. y Marathon Petroleum Corp., ya no están procesando crudo pesado para aliviar el impacto potencial de sanciones sobre sus negocios y los consumidores.

Bloquear la venta a Venezuela de productos como la nafta afectaría menos al sector petrolero venezolano, pero todavía pudiera afectar a los refinadores, que dependen cada vez más de la venta de productos refinados a América Latina, dijo Michael Leger, jefe ejecutivo de la firma asesora Turner, Mason & Co.

A corto plazo, bloquear las ventas de crudo estadounidense a Venezuela pudiera afectar severamente la capacidad de producción venezolana. A largo plazo, Venezuela podría seguir produciendo crudo comprando los productos que necesita en otra parte, como Rusia o China, pero Dallen dijo que eso costaría más al monopolio estatal venezolano PDVSA. Venezuela también pudiera burlar las sanciones, por ejemplo, comprando productos estadounidenses a un tercer país.

Venezuela tiene las mayores reservas de crudo del mundo y PDVSA es el principal generador de divisas del país: el 60 por ciento de los ingresos de Venezuela vienen del petróleo. Pero la elevadísima inflación, la escasez de alimentos y medicinas, y las fuertes protestas contra el gobierno, han abrumado el país y millones han huido.

PDVSA ha estado plagada por la mala administración y la corrupción, que han llevado a niveles de producción históricamente bajos. Hasta julio, la producción petrolera venezolana era de 1.3 millones de barriles diarios, según la OPEP.

Los vaivenes en el mercado mundial, y su impacto potencial sobre el consumidor estadounidense, es lo suficientemente serio para que el gobierno federal haya comenzado a echar mano a las reservas estadounidenses, que ahora son de 700 millones de barriles, para ayudar a aliviar las posibles consecuencias.

El lunes, del Departamento de Energía, anunció que vendería 11 millones de barriles de crudo pesado, similar al que produce Venezuela.

Venezuela todavía podría contar con $28,000 millones en ingresos del petróleo si recibe el valor total, de aproximadamente $60 el barril, por sus 1.3 millones de barriles diarios. El análisis de Dallen muestra que Venezuela está ganando solamente unos $11,000 millones al año porque la mitad del crudo que produce se entrega con pérdidas o como pago de préstamos de China y Rusia, varios cientos de miles de barriles más se envían a Cuba sin costo y otra parte se dona a programas de gasolina barata. Las refinerías estadounidenses están entre los pocos clientes que pagan en efectivo a Venezuela por su petróleo.

Otro alto funcionario del gobierno dijo a McClatchy que las sanciones petroleras son unas de las pocas opciones que cumplen el parámetro de acciones “duras y rápidas” definido por Trump cuando Maduro tomó el año pasado medidas significativas para consolidar su poder. El gobierno de Estados Unidos ya ha sancionado a 70 funcionarios venezolanos, entre ellos Maduro, y restringió las inversiones estadounidenses y transacciones financieras, incluidas las que usan la nueva moneda digital venezolana, el llamado petro.

VÍA LA PATILLA.

 
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