El sorpresivo nombramiento de Mike Pompeo este martes como Secretario de Estado, quien al frente de la CIA tuvo un rol importante en recientes sanciones contra Venezuela, ha originado expectativas sobre una mayor influencia del Departamento de Estado en la política hacia América Latina, publica El Nuevo Herald.
POR NORA GÁMEZ TORRES, FRANCO ORDOÑEZ Y JACQUELINE CHARLES
ngameztorres@elnuevoherald.com
fordonez@mcclatchydc.com
jcharles@miamiherald.com
Pompeo sustituirá a Rex Tillerson, quien se habría enterado oficialmente de su despido a través de Twitter, otro síntoma de cuán desconectado había estado de la Casa Blanca durante su mandato al frente de la diplomacia estadounidense.
“Tillerson estuvo ausente al volante de Venezuela”, dijo John Feeley, que se desempeñó como embajador de Estados Unidos en Panamá hasta este mes, y agregó que espera que Pompeo pueda reafirmar el liderazgo del Departamento de Estado “o al menos su relevancia” en cuestiones importantes, como Venezuela, el TLCAN e inmigración.
Como director de la CIA, Pompeo dijo durante una conferencia en enero que los servicios de espionaje estuvieron detrás de algunas de las sanciones adoptadas los últimos meses contra el régimen del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. “La segunda o tercera batería de sanciones obedecía a nuestras recomendaciones”, dijo Pompeo en esa ocasión.
Expertos en América Latina están señalando esas declaraciones como un ejemplo de qué esperar de Pompeo, si se confirma que asumirá el cargo de Secretario de Estado después del despido de Rex Tillerson. Aunque a corto plazo, Pompeo tendrá que lidiar con cuestiones más candentes, por ejemplo la reunión entre el presidente Donald Trump y el líder coreano Kim Jon-un, Pompeo tendrá que pensar pronto en América Latina debido a la próxima Cumbre regional y las prioridades de la Casa Blanca sobre Venezuela.
El senador Marco Rubio, quien más de una vez se ha sentido frustrado por cómo el Departamento de Estado bajo Tillerson y su mano derecha, el subsecretario para Asuntos Políticos Thomas Shannon, ha manejado el tema de Venezuela, rápidamente mostró su apoyo a Pompeo.
“Conozco bien a Mike Pompeo. Él es una excelente elección. Su experiencia como Director de la CIA, oficial del ejército y congresista, y su liderazgo comprobado en cuestiones de seguridad nacional le otorgan calificaciones únicas para dirigir el Departamento de Estado en esta coyuntura crítica”, dijo en un comunicado. “Con entusiasmo apoyaré su nominación y tengo la esperanza de que pueda ser confirmado rápidamente”, agregó.
La oficina del senador agregó que “una vez confirmado, el Senador Rubio espera trabajar con el Director Pompeo para promover los intereses estratégicos de los EEUU en el hemisferio occidental y abordar la crisis humanitaria en curso en Venezuela”.
El despido de Tillerson provocó agitación solo semanas antes del viaje más importante de Trump a América Latina para asistir a la Cumbre de las Américas, a celebrarse en abril. Pero tanto críticos como personas que apoyan su administración, dicen que Pompeo no puede ser peor que Tillerson, a quien acusan de haber ignorado la región y permitido que la estatura del Departamento de Estado se desmoronase.
“Tillerson fue una gran decepción”, dijo James Cason, ex embajador en Paraguay y ex jefe de misión en la Sección de Intereses en La Habana. “Tillerson fue un desastre. Teníamos grandes esperanzas de que traería una buena administración al Departamento, pero todo lo que parece querer hacer es reorganizar, reducir personal”, señaló el embajador retirado.
El 60 por ciento de los funcionarios de más rango han abandonado la agencia desde que Trump asumió la presidencia. Recientemente, la embajadora de México Roberta Jacobson, renunció a su cargo y Shannon anunció su retiro. “Con puestos clave vacantes en el buró de asuntos hemisféricos y en embajadas en América Latina, nadie está atendiendo los asuntos latinoamericanos realmente”, agregó Cason.
El puesto de subsecretario de Estado para los asuntos del hemisferio occidental ha estado vacante por más de un año, mientras la administración de Trump se ha movido para sancionar al gobierno de Maduro, cambiar la política hacia Cuba y renegociar NAFTA con México y Canadá. La nominación de Kimberly Breier a ese puesto apenas fue enviada al Senado la semana pasada. Breier sustituiría a Francisco Palmieri, quien ha fungido somo subsecretario adjunto de modo interino.
Daniel Erikson, quien estuvo al frente del Buró de Asuntos Cubanos en el Departamento de Estado durante la administración de Barack Obama, cree que Pompeo no traerá grandes cambios a la política de Estados Unidos hacia América Latina, “que se ha enfocado mayormente en los conflictos fronterizos y comerciales con México y los esfuerzos ocasionales para sancionar a Venezuela y Cuba”.
“El cambio principal será estilístico, en la medida en que el principal diplomático de Estados Unidos pasa de ser un petrolero lacónico a ser un ex jefe de inteligencia de lengua filosa, lo que probablemente haga que muchos gobiernos latinoamericanos tomen nota”, dijo.
Eliot Engle, el representante demócrata por Nueva York en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, dijo que siente curiosidad por ver cómo abordará Pompeo los desafíos de Estados Unidos en la región.
“El Secretario Tillerson está dejando la relación con los vecinos en las Américas en su peor forma en años”, dijo. “Desde ausentarse en el último momento de una reunión clave de la OEA sobre Venezuela hasta traer de vuelta la Doctrina Monroe durante un discurso reciente, el enfoque del Secretario Tillerson sobre la región ha sido extremadamente decepcionante”.
Pompeo “se enfrentará al desafío de volver a encarrilar las relaciones con los países de la región”, señaló.
Dada la historia de la CIA en América Latina, es probable que el nombramiento de Pompeo reciba amplias críticas en países como Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba, así como por grupos de izquierda en toda la región. Pero al resto de los países, “lo que les gustaría ver es que hay un embajador nombrado, que se le da algo de atención a América Latina y sus embajadores tienen a alguien que los reciba en el Departamento de Estado, todo lo cual no estaba sucediendo bajo Tillerson”, dijo Cason.
Además del liderazgo que pueda traer Pompeo al Departamento de Estado, el director de la CIA tiene una ventaja clara con respecto a Tillerson: sus buenas relaciones con Trump. Las relaciones entre el presidente y el secretario de Estado saliente se enturbiaron tras reportes de que Tillerson habría llamado a Trump “un idiota”.
“Pompeo tiene una gran tarea por delante, pero ha demostrado su capacidad para liderar una organización muy grande”, dijo un ex funcionario de alto rango del Departamento de Estado y la Casa Blanca. “Pero lo más importante, es que [el Departamento de Estado] ganará un líder cercano al presidente. Esa es la clave”.
Pero aún si el Departamento de Estado se beneficiaría de tener un secretario cuyas opiniones se tomen en cuenta en la Casa Blanca, la estrecha relación es solo una ventaja si Pompeo entiende la importancia de la diplomacia y aboga por los recursos que el Departamento de Estado necesita para tener éxito, comentó Benjamin Gedan, quien se desempeñó como director de América del Sur en el Consejo de Seguridad Nacional en el gobierno de Obama y fue responsable de la política hacia Argentina en el Departamento de Estado.
“Hasta ahora, quienes defienden el proteccionismo y aislacionismo de ‘América Primero’ han ahogado las voces de los expertos en política exterior que reconocen el valor de nuestras alianzas globales”, dijo Gedan. “Idealmente, eso ahora cambiará”.