La orden fue clara: Reprimir y detener. Esta vez no importó que se tratara de trabajadores y sindicalistas abiertamente identificados con la gestión del Ejecutivo, para ellos también hubo lacrimógenas y perdigones mientras protestaban en el distribuidor San Blas, de la Autopista Regional del Centro (ARC) en Valencia, donde más de 50 personas resultaron detenidas.
Minutos antes de la acción violenta la vía fue cerrada, pero no por los manifestantes, sino por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional (GN) , “estaban preparando la estocada”, expresó Lervis Barrios, representante sindical de Bridgestone Firestone.
Él corrió y no fue capturado. Muchos de sus compañeros no tuvieron la misma suerte. “Los montaron en camionetas, camiones, y hasta se los llevaron en sus propios carros”, relató en las afueras de la comandancia general de la Policía de Carabobo, donde 52 trabajadores estaban sentados en el piso del patio del lugar mientras les hacían preguntas y levantaban el acta.
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