La creciente escasez de medicamentos en las farmacias y los elevados precios de los pocos que se consiguen obligan a los pacientes a recorrer más de cinco farmacias por día. “He tenido que tomarme las pastillas para la tensión un día sí y dos no para poder rendirlas. Además, complemento con un té de alguna planta porque el precio de las pastillas es muy elevado”, dijo un consumidor que consultaba el precio de unas pastillas para la hipertensión. Agregó que antes compraba dos cajas adicionales, aparte de la que tenía en uso. Pero ahora debe ahorrar por un tiempo para poder comprar solo una.

“El acceso a los medicamentos está muy limitado por la hiperinflación y la escasez. Lamentablemente son muchos los pacientes que no pueden pagar las medicinas, lo que ocasiona graves consecuencias a la salud”, afirmó Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela.

Un fármaco para la hipertensión arterial, que trae 30 cápsulas, cuesta 2.300.000 bolívares, agregó. Advirtió que si el paciente no se lo administra, sufriría  una subida de tensión tan fuerte que puede perder un riñón o tener un accidente cerebrovascular.

En una farmacia, situada en el este de Caracas, la caja de 30 pastillas de Valsartán para el control de la hipertensión está en 579.800 bolívares, lo que significa que cada pastilla cuesta 19.326,66 bolívares. Se requieren más de 2 salarios mínimos (248.510,41 bolívares) para adquirirla. Comprar el mismo medicamento, pero en una presentación de 7 pastillas, un salario mínimo tampoco es suficiente debido a que el precio está en 280.000 bolívares. En cuanto a los antibióticos, tratamientos para la diabetes y deshidratación su disponibilidad es nula en este establecimiento.

Los antibióticos como Levofloxacina se consiguen en 1.800.000 bolívares, lo que equivale a un poco más de 7 salarios mínimo. Mientras que tratamientos obligatorios para la tiroides como Levotiroxina se consiguen en más de 600.000 bolívares una caja de 10 pastillas.

Consumo se desplomó. De noviembre de 2016 a noviembre del año pasado se distribuyeron 280 millones de unidades de medicinas. Según la proyección del Instituto Nacional de Estadísticas, hay 31.028.637 habitantes en el país, por lo que el consumo per cápita fue de 9 unidades, cuando en 2014 se consumían 22 unidades por persona debido a que se vendieron 714 millones de unidades. Lo que significa que el consumo cayó 59% en 3 años.

La Cámara de la Industria Farmacéutica sostiene que actualmente el consumo por habitante está muy por debajo del registrado en 2017.  Calcula que está en cuatro unidades debido a que fue en enero cuando las plantas comenzaron a operar.

Ceballos indicó que el sector farmacéutico solo consigue 12 de 100 medicinas cuando revisan la disponibilidad para hacer los pedidos, lo que significa que el desabastecimiento se ubica en 88%. Detalló que además de los fármacos para la hipertensión arterial, también hay fallas en el abastecimiento de medicinas para la hipertensión ocular, la próstata, el mal de Parkinson, quemaduras, sistema nervioso central y para regenerar la flora bacteriana. Igualmente los antibióticos para niños y adultos, cardiovasculares e insulina escasean.

En las farmacias las fallas en el suministro de medicinas por parte de los proveedores se han convertido en una realidad palpable. “Nos despachan mercancía semanalmente pero en cantidades muy bajas. Todos los meses disminuyen la cantidad que nos ofrecen”, aseguró la vendedora de un establecimiento ubicado en La California. Dijo que el mes pasado les llegaron solo seis cajas de antibióticos, y ya se acabaron.

En una farmacia en Macaracuay, la variedad de medicamentos es un poco más notable por las  importaciones. La encargada contó: “Tenemos varios proveedores que nos distribuyen semanalmente. Sin embargo, hay unas medicinas que hace más de nueve meses desaparecieron”.

“Yo soy operada de una trombosis y debo encontrar la medicina que ayuda a destapar una arteria que tengo obstruida, pero no lo he conseguido en ninguna farmacia”, refirió una consumidora. Destacó que ayer recorrió casi todos los establecimientos del centro de Caracas en su búsqueda, pero el resultado fue el mismo.

De mal en peor. Ceballos aseguró que más de 125 farmacias de 5.350 han cerrado en menos de 2 años y calcula que en menos de 6 meses más de 120 bajaran la santamaría.

Señaló que en los países desarrollados hay una farmacia por cada 2.000 habitantes y en Venezuela hay una por cada 7.000. “Cada vez son menos farmacias. Es una situación crítica, y empeorará”.

Añadió que los laboratorios le exigen a las farmacias que paguen prácticamente de contado y tienen dos días para cancelar la factura, cuando hasta la semana pasada tenían siete días de crédito. “A los laboratorios se les reconocen los costos operativos, pero a las droguerías y a las farmacias no. Además, esas empresas tienen un buen margen de comercialización. Esto solo anuncia el cierre de la mayoría de las farmacias del país, sobre todo las independientes”, advirtió.

Cifra: 1.800.000 bolívares cuestan los antibióticos como Levofloxacina. Una persona que percibe salario mínimo necesitaría trabajar más de 7 meses para adquirirlo

Vía ElNacional.com

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