Físicamente estaban en sus puestos de trabajo, pero mentalmente en sus casas. La preocupación por la alimentación de sus familias y la de ellos así lo determinaba. Se trata de la nómina de  900 personas en la planta Valencia de Coca Cola Femsa, que decidieron paralizar las mermadas operaciones de la empresa ante la imposibilidad de garantizar los platos de comida básicos en sus mesas por la crisis económica de la corporación.

El 10 de enero un primer trabajador decidió separarse de sus funciones. Lo hizo amparado en el artículo 53 de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (Lopcymat), que dice que cuando se tiene en riesgo la salud se puede apartar sus obligaciones, mientras que el numeral 11 establece que no puede haber una doble presencia: Físicamente en el trabajo pero mentalmente en su casa por algún problema.

Lo siguiente fue una suma progresiva de sus compañeros de trabajo en esta huelga que se transformó en colectivo el 15 de enero, cuando la nómina completa se integró a esta manera de exigir mejores condiciones laborales.

Ellos solo cobran 18 mil bolívares diarios de salario más un bono de alimentación de 200 mil bolívares. “Con eso es imposible comer”, expresó preocupado Andriuz Corro, presidente del sindicato de la compañía en Carabobo.

Pero también tienen claro que la empresa no está en su momento, la producción ha mermado durante el último año y pasó de 30 millones de cajas al mes, de las diferentes bebidas que hace la firma, a siete millones que se traduce en una merma en la manufactura de 76,67%.

La causa de esta situación deriva en la falta de diversas materias primas e insumos. “La gerencia nos ha informado que falta azúcar, cartón, tapa y botella plástica”. La exigencia de los trabajadores es que al menos se les garantice una comida durante su jornada laboral o que se les de en bolívares lo equivalente a un plato.

Vía Caraotadigital.com

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