Cuatro máquinas del simplemente conocido como robot Da Vinci continúan operativas en nuestro país, todas localizadas en la capital, tres de ellas en centros privados -en la Clínica La Floresta y el Hospital de Clínicas Caracas- y otra en uno público -Hospital Universitario de Caracas-.

El modelo estándar y el más moderno Xi son los dos robot Da Vinci que están en el Hospital de Clínicas Caracas. Su uso es idóneo para aquellas patologías que, por ser más complicadas, son susceptibles de ser tratadas con la técnica robótica.

“El Xi ofrece más precisión en los procedimientos, es mucho más versátil porque puede realizar muchas más cirugías que el modelo estándar, por ejemplo cardiovasculares y de otorrino”, comenta Pedro Martínez Poyer, médico ginecólogo y obstetra, especialista en cirugía mínimamente invasiva, laparoscópica y robótica.

A pesar de su alta sofisticación en el área cibernética aplicada a la medicina, el robot Da Vinci precisa de la intervención humana para rendir su excelencia en la sala quirúrgica. Es así, está controlado por un cirujano que lo maniobra desde una consola y que a distancia debe actuar y decidir en un caso de alta complejidad, con un abordaje mínimamente invasivo. Esta opción, a pesar de la implicación de altos costos monetarios, conlleva a una alta eficiencia tanto para el paciente como para la institución hospitalaria.

“¿Qué significa eficiencia? Lograr objetivos en tiempo”, puntualiza Martínez Poyer, especialista en cirugía mínimamente invasiva, laparoscópica y robótica.

“Supongamos que un servicio de cirugía quirúrgica en cualquier hospital o clínica tiene 10 camas para cirugía; eso significa que se pueden ingresar en un día 10 pacientes. Si a todos los pacientes se les practica 10 cirugías mínimamente invasivas, esas camas al día siguiente están libres para que  ingresen 10 pacientes más para cirugía. Eso significa que en una semana, de lunes a viernes, se han operado 50 pacientes. En cambio, con cirugía tradicional, a lo sumo, siendo muy eficientes y contando que no habrá ninguna complicación, se va muy bien si se operan de 15 a 20 pacientes. Es evidente que, a largo plazo para una institución, los costos van a ser mucho menores. La inversión inicialmente puede ser alta pero a largo plazo los costos van a ser menores. Eso define que se está siendo más eficiente en el trabajo”, defiende sin dudar.

En cuanto al uso del robot Da Vinci en casos de alta complejidad, ejemplifica al decir que “cuando hay muchos vasos sanguíneos y no está clara la vascularización, con este robot se puede hacer una arteriografía, un mapa de los vasos sanguíneos en la pantalla, y así operar viéndolos y evadiéndolos en tiempo real”.

O también en cardiología da la posibilidad de que en la misma pantalla donde se está operando se tenga un electrocardiograma. “Cuando el cirujano está haciendo, por ejemplo, una cauterización de ciertas estructuras nerviosas del corazón, va viendo las modificaciones que se producen en el electrocardiograma con cada movimiento o acción. Eso, en tiempo real es una maravilla”, resalta el galeno.

Preparación de expertos para su uso

Aunque la formación de profesionales para el uso del robot Da Vinci en Venezuela no es fácil, tampoco es imposible, y, superadas varias etapas, se contará con la satisfacción de ser parte del selecto grupo de médicos de avanzada en el país.

Quienes optan por ello primero hacen una certificación escrita en Venezuela, a través de un examen online, y después practicarán en simuladores del robot Da Vinci. Una vez que han completado todas las etapas de simulación, ameritan una certificación internacional que, al aprobarla, les dará la autorización para comenzar a operar con esta máquina.

Todo este proceso es controlado por la Comisión de Cirugía Robótica del Hospital de Clínicas Caracas, la cual Martínez Poyer preside.

“Todos los médicos que quieran entrenarse con cirugía robótica deben ser graduados en una universidad reconocida y hacer su solicitud a la Comisión de Cirugía Robótica del Hospital de Clínicas Caracas”, especifica.

Afirma que el objetivo que se trazan es “promover la formación de todas las actividades que llevan a un aprendizaje y mejoramiento de nuestro trabajo”.

“La comisión consta de un cirujano general, un urólogo y un ginecólogo que soy yo. Nosotros promovemos el entrenamiento con el robot Da Vinci y hacemos seguimiento de los médicos que se están entrenando, hacemos contacto en el exterior para que se vayan a certificar y participamos todos en la formación y en las cirugías de estos médicos”.

Formación en Venezuela

Pedro Martínez Poyer, quien es jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital de Clínicas Caracas, afirma que, a pesar de la situación del país, siguen promoviendo que los médicos venezolanos avancen en sus estudios de especialización, además de que manejen técnicas quirúrgicas modernas como las mínimamente invasivas.

“Ha sido muy difícil porque la mayoría de los postgrados se hacen en hospitales públicos y su condición actualmente es muy precaria. Ya es difícil para un médico que se está formando en ginecología y obstetricia entrenarse en cirugías tradicionales. La mayoría de estos entrenamientos tienen que ser privados. Lo bueno es que desde hace unos 10 años existimos médicos con cursantes que estamos entrenando para que hagan este tipo de técnicas, pero estamos hablando de que menos del 3 por ciento de los ginecólogos obstetras de Venezuela se dedican a esto. Esto es algo que tenemos que difundir y tenemos que seguir enseñando”, defiende.

En Venezuela se pueden localizar médicos especializados en diferentes regiones.

“Sobre todo en los estados Zulia, Lara, Mérida y recientemente en el estado Bolívar, hay comunicación con esta gente que está empezando a trabajar con estas técnicas modernas y los pacientes no necesitan venir a la capital a operarse. Tenemos comunicación con estos colegas y los casos complicados que ellos puedan tener nos los refieren para que sean evaluados por gente que tiene mucha más experiencia”.

Vía ElUniversal.com

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