La estatización fue negativa para la industria cementera. Sus trabajadores en Carabobo no tienen duda de eso. Solo una planta de cuatro en la entidad está operativa en la actualidad, y a 25% de su capacidad.

Esta historia marcada por la crisis inició a finales de 2007, cuando el entonces presidente Hugo Chávez ordenó la nacionalización de todas las empresas del sector en el país. La manufactura fue mermando progresivamente y hoy solo se colocan en el mercado menos de cien metros cúbicos de cementos desde la planta de Valencia de que que antes salían hasta 600, de acuerdo al presidente del sindicato de la industria en Carabobo, Alex Varela.

En la entidad existen tres plantas de premezclado: Una ubicada en el sector El Cambur de Puerto Cabello que está en paro técnico desde 2013; otra en La Cúmaca, en la Variante San Diego-Guacara, detenida desde hace un año; y la de la Zona industrial Carabobo, en Valencia, que trabaja a 25% de su capacidad. A eso se le suma la planta de agregados, que es una arenera instalada en San Joaquín, al oriente de Carabobo, que tiene año y medio paralizada.

El área de transporte también está detenida porque las unidades encargadas de hacer el surtido de la poca producción están accidentadas por falta de repuestos como cauchos y baterías.

La precariedad se refleja en la calidad de vida de los 120 trabajadores que forman parte de la industria de manera directa en la región. “Ganamos salarios de hambre. Con el reciente aumento de sueldo recibimos 120 mil bolívares a la semana que no nos alcanza ni para un kilo de arroz”. Además, desde hace un año no reciben dotación de uniformes. “Sabemos que hay una situación país, pero el Gobierno debe cumplir que nuestro derecho constitucional de un salario que nos permita cubrir las necesidades básicas”.

Vía Caraotadigital.com

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