Este domingo 14 de enero se celebra en Barquisimeto la procesión número 162 de la Divina Pastora, patrona de los larenses y una de las advocaciones marianas más queridas de Venezuela y el mundo. Conozcamos a continuación su historia y algunas curiosidades.

Devoción sevillana

El 24 de junio de 1703,  el capuchino español fray Isidoro de Sevilla tuvo una visión o sueño de la Virgen María mientras oraba en la iglesia de su orden de dicha ciudad andaluza.

Isidoro describió que la madre de Jesús se le manifestó de esta manera: “En el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen Santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta las rodillas, de blanco pellico ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el entorno de su cuerpo, y hacia el derecho en las espaldas, llevará el sombrero pastoril y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá al Niño y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge a su regazo. Algunas ovejas rodearán la Virgen, formando su rebaño y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del Ave María con que la veneran”. Asimismo, el religioso explicó que la Virgen le pidió predicar su devoción con el nombre de “Divina Pastora de las Almas”.

Al día siguiente de su experiencia, fray Isidoro, por mediación de su hermano, contactó al artista sevillano Miguel Alonso de Tovar para que pintara un cuadro de la aparición. La obra estuvo terminada en dos meses y el capuchino la colocó en un estandarte y la presentó por primera vez a los fieles en una solemne procesión pública el 8 de septiembre de ese año, fiesta de la Natividad de María.

Fray Isidoro también pidió una escultura de tamaño natural al tallista Francisco Ruiz Gijón. La imagen encabezó su primera procesión en octubre de 1705. Hoy se custodia en la capilla de la Divina Pastora de las Almas de la calle Amparo de Sevilla, sede de la hermandad consagrada a su culto.

La nueva advocación se propagó rápidamente por España, en especial en ciudades como Málaga y Cádiz, y no tardó en cruzar el Atlántico hacia el Nuevo Mundo.

Milagros, procesiones y monumentos

La primera capilla dedicada a la Divina Pastora en Venezuela se consagró en 1745 en el sitio donde se encuentra la actual iglesia de la parroquia La Pastora de Caracas. Pero su culto arraigó especialmente en el territorio del moderno estado Lara, donde los capuchinos la usaron para pacificar y catequizar a los indígenas gayones.

En una fecha desconocida, pero que algunos estiman hacia los años 1736-46, el párroco del pueblo  de Santa Rosa, Sebastián Bernal, encargó una escultura de la Inmaculada Concepción, mientras que el cura de la iglesia de Barquisimeto, Felipe del Prado, solicitó una talla de madera de la Divina Pastora. La tradición cuenta que los envíos se cruzaron y llegaron a los destinos equivocados. Cuando se trató de remediar la situación, la caja que contenía a la Divina Pastora se volvió misteriosamente pesada, lo que se interpretó como la voluntad de dicha imagen de quedarse en Santa Rosa.

Durante el fuerte terremoto que destruyó Caracas y otras partes de Venezuela el 26 de marzo de 1812, se derrumbó la iglesia que albergaba a la Divina Pastora en Santa Rosa, pero la imagen quedó intacta, hecho que los locales consideraron milagroso. El santuario actual se consagró en 1864.

El pintor Juan Lovera, famoso por sus retratos de próceres y hechos de la independencia nacional, realizó en 1820 un cuadro de la Divina Pastora cuyo idílico paisaje de fondo es considerado como el primero del arte venezolano por el crítico Luis Pérez Oramas. La obra se exhibe hoy en la Galería de Arte Nacional de Caracas.

El acontecimiento que sentó las bases de la actual devoción a la Divina Pastora ocurrió a raíz de la epidemia de cólera que asoló varios estados venezolanos en la década de 1850. El párroco de la iglesia de la Concepción de Barquisimeto, Macario Yépez, decidió sacar en procesión la talla mariana para invocar su auxilio contra la peste. La Divina Pastora salió de Santa Rosa el 14 de enero de 1856 seguida de una inmensa multitud. Durante el trayecto se registraron prodigios como el de Ceferina Cristina, enferma de cólera y que supuestamente sanó cuando la imagen pasó por el sitio donde ella estaba.

La procesión continuó por el sector Tierritas Blancas (hoy plaza Macario Yépez) y llegó hasta la iglesia de la Concepción de Barquisimeto, donde el padre Yépez, de rodillas y con los brazos en cruz, exclamó:  “te suplico, Madre, que salves a este pueblo. ¡Que sea yo la última víctima del cólera!”.

Se cuenta que a partir de entonces  la epidemia empezó a disminuir, pero el sacerdote enfermó y murió cinco meses más tarde, el 16 de junio de 1856. Su sucesor dispuso que cada 14 enero se repitiera el traslado de la imagen a Barquisimeto como testimonio de gratitud a la Divina Pastora. La tradición, sobra decirlo, continúa hasta nuestros días.

La procesión anual de la Divina Pastora cubre más de siete kilómetros desde Santa Rosa (hoy parte de Barquisimeto) hasta la moderna catedral de la capital larense, consagrada en 1968. Luego recorre durante tres meses las demás diócesis barquisimetanas y regresa a su sitio habitual el sábado previo al Domingo de Ramos. Se ha llegado a registrar la asistencia de hasta cuatro millones de fieles, lo que la convierte en la movilización mariana más grande del mundo, junto con la de la Virgen de Guadalupe en México y Nuestra Señora de Fátima en Portugal.

Cada año la imagen estrena vestuario, lo que ha llevado a afirmar que ninguna mujer venezolana viste con más lujo que la Divina Pastora. La indumentaria que lucirá este 2018, de color blanco con pedrerías, fue creada por el diseñador Alex Apóstol.

En la procesión de 1956, cuando se cumplía un siglo del inicio de la tradición, tuvo lugar la coronación canónica de la patrona de los larenses, ceremonia que encabezó el cardenal colombiano Crisanto Luque Sánchez.

La movilización del 14 de enero no es lo único grande relacionado con nuestra virgen. El 13 de enero de 2016, tras quince meses de trabajos,  se inauguró en la Colina de los Vientos de Barquisimeto el Monumento Manto de la Divina Pastora, también conocido como “Manto de María” y considerado el más grande del mundo dedicado a la Madre de Cristo. La escultura de estilo cinético está hecha de 13 mil 318 metros de tubos de aluminio y tiene una altura de 47,14 metros, a los que se suman los 60 metros de las dos torres y el puente de hormigón que la enmarcan. El complejo total alcanza el tamaño de un edificio de 22 pisos.

Vía ElUniversal.com

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