Mientras jóvenes deciden abandonar el país –algunos incluso sin concluir sus estudios universitarios–, otros siguen apostando por la reconstrucción de Venezuela. Los dirigentes estudiantiles se han propuesto para el próximo año trabajar con unidad por el cambio político, social, económico y cultural del país. Consideran que 2018 será difícil para los venezolanos. Sin embargo, indican que está en las manos de cada uno contribuir con la solución de los problemas.

Aseguraron que ante un nuevo escenario comicial, que son las presidenciales, el papel del movimiento estudiantil es acompañar y organizar a la ciudadanía para exigir condiciones electorales justas, así como motivar, movilizar y defender el voto.

“Cuando hay una epidemia se necesitan médicos para erradicarla. Estamos en una epidemia y hay que quedarse para sanar el país”, manifestó Santiago Acosta, consejero universitario de la Universidad Católica Andrés Bello. Consideró que se deben construir las bases para que a mediano y largo plazo Venezuela tenga una realidad diferente a la de hoy.

“Vamos hacia una crisis más grave. La inflación no va a parar y la escasez va a ser mayor. Ojalá que el gobierno permita recibir la ayuda humanitaria”, dijo. Indicó que los estudiantes junto con los ciudadanos deben exigir a los representantes de los poderes públicos soluciones a los problemas que los afectan.

“Será un año sumamente difícil porque hay que elegir entre comer, estudiar o trabajar. Pero esto va a cambiar. El papel de los estudiantes es seguir formándonos, porque los gobiernos se van y los países quedan”, expresó Samuel Díaz, ex presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad Metropolitana.

Indicó que el principal reto de los estudiantes es exigir un sistema que garantice a los ciudadanos la confianza en el voto. Señaló que se debe insistir y trabajar en un candidato presidencial que sea franco y hable con sinceridad a la población.

“Hemos visto lo que ha ocurrido en las elecciones con el CNE que hay, el control social, el amedrentamiento, la falta de transparencia en el proceso. Debemos exigir condiciones electorales y un candidato que represente a la gente”, manifestó.

En lo mismo coincidió David Matheus, presidente de la FCE-Unimet. Exhortó a la dirigencia de la oposición a retomar las vías de la unidad y replantear las estrategias considerando los resultados de las negociaciones –en caso de que haya– y el padecimiento de la población. “Somos un grupo que lucha por intereses sociales. Nos compete a nosotros los estudiantes acompañar los llamados de la sociedad civil”, agregó.

Hasler Iglesias, ex presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela, precisó que las manifestaciones de calle que pudieran suscitarse a causa de la crisis, deben hacerse con organización ciudadana: “Que esto no se quede en dirigencia, sino que trascienda las universidades, a los trabajadores, los gremios y las ONG”.

Pidió a los universitarios y a la sociedad civil “sumarse a la lucha desde cualquier espacio y contribuir a que el gobierno no se pueda sostener por la vía del control social ni de la obediencia”.

Afirmó que los dirigentes políticos no existen si no tienen contacto con la gente. “El ejercicio de la política te lleva a eso, en distintos niveles, pero este año no tuvo mayor intensidad. Ante la coyuntura, la política estuvo enfocada a una sala de control”, agregó.

“La dirigencia política debe buscar la sensatez”, consideró Reinaldo Manrique, presidente del Centro de Estudiantes de la Universidad de los Andes. Coincidió con los demás dirigentes en que el principal problema de la oposición ha sido la falta de dirección y de seriedad en la conducción del liderazgo.

Indicó que el Movimiento Estudiantil debe aprovechar la credibilidad que tiene para levantar el ánimo. Llamó a trabajar en unidad y sin mezquindad ante la situación del país. “La meta fundamental de los estudiantes es seguir convenciendo a la gente de que sí va a haber un cambio en el país”.

Vía ElNacional.com

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