Por: Carlos Casanova
Crisis de Sociedad
La falta de valores en el liderazgo político es muy peligroso, toda vez que desorienta al ciudadano y lo conduce por efecto de modelar esa ausencia ética en lo que se denomina un relativismo ético conforme al cual, “el todo vale”; “el todo está permitido” se constituye en regla de conducta acabando con los valores.Hoy todos estamos incomunicados, el gobierno totalitario de Maduro esta incomunicado de la sociedad, hace fraude para dar la impresión de que es aceptado por el pueblo cuando la verdad es que es el gobernante más rechazado en toda la historia de Venezuela. Un gobierno con sub gobiernos, repartido por parcelas. La oposición incomunicada entre ella, dividida y sin punto de encuentro.Nadie pone en duda que hoy estamos como sociedad viviendo una derrota electoral como consecuencia de un fraude cantado, a la que la dirigencia condujo a sus seguidores siendo mayoría; con el lamentable resultado de quedar en un grado de desmotivación ciudadana preocupante. No se contó con la fuerza para pedir condiciones, tampoco se contó con la fuerza demostrar el fraude, no se contó con el valor suficiente para retirarse del evento cuando aún se podía.
El resultado no pudo ser peor, la sociedad desmotivada en su mayoría, perdió la credibilidad y confianza por los dirigentes partidistas.
La dirigencia nos trajo a los valores de la decadencia social, la tolerancia y la apatía, definidos así por Aristóteles. Para superar este escollo debemos trabajar la lucha por la libertad.
Estamos divididos por falta de proyecto común, por falta de unidad de medios y estrategias. Y si a ello le agregamos el interés personal, el egoísmo, el caudillismo civil, la prepotencia y el culto a la personalidad; pues tenemos un coctel muy malo para combatir y derrotar al comunismo de Maduro
No se trata de grupos de partidos cada uno por su lado diciendo que son diferentes uno del otro, en razón a que al final lo único distinto serán sus candidatos presidenciales. Tanto argumentar la defensa de espacios y hoy el espacio de la Asamblea Nacional está vacío, sin iniciativas de ningún tipo.
Lo que tiene que unirnos de forma orgánica es el propósito común de combatir y derrotar el régimen comunista, con un programa, una estratégia y unos medios para lograrlo bien definidos, con una estructuración social de base, con sólidos principios de la estrategia sin colaboracionismo, persuadidos de su protagonismo.