Muchas medidas han sido tomadas por el Gobierno que preside Nicolás Maduro, que a la larga de poco y nada han servido. Las monedas han sido una de esas medidas de prevención que han quedado obsoletas, ni para dar cambio, ni para comprar un caramelo como se solía hacer antes.

El pago a través de las tarjetas se hace cada vez más habitual y no, no es que esté llegando la evolución en la forma cómo se comercialice en Venezuela. Esto es síntoma de la escasez de efectivo que se vive en el país, afectando principalmente a bancos y comercios que se saturan por dicho problema, apuntan expertos.

Las monedas, que fueron lanzadas en el mes de enero del año en curso, son ahora una transacción poco poder estable, según declararon varios comerciantes al diario La Verdad.

En este sentido, ciudadanos y empresarios, han señalado que los billetes de 10 y 20 han entrado en un total estancamiento, asegurando que son piezas que ni el sector transporte acepta y utiliza. De hecho, las advertencias en las unidades ante la negativa de estos billetes se esparcen por todo lo ancho y largo del territorio nacional, apuntó un usuario en anonimato.

Por su parte, María Botelo, dedicada a la venta informal de confitería y café, dijo que aceptar dichas monedas, es sinónimo de que cuando le pague al chofer, las tirarán por la ventana, pues asegura que a ellos le da rabia que le paguen con algo que no tiene valor en el mercado.

“Uno toca el billete de mil bolívares y dos mil. Esos son los que más se ven”, relató Botelo.

Hay que recordar, que el Ejecutivo Nacional le ha dado una prórroga de hasta diez veces a los billetes de 100 bolívares desde 2016, siendo decretado en Gaceta Oficial número 41.240.

Para finalizar, economistas estimaron que ningún billete podrá hacerle frente a la situación venezolana, ya que la inflación se come cada cono nuevo que emerge.

Vía Sumarium

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