En una rueda de prensa, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, confirmó que no hubo supervivientes en el accidente y que se trataba de “una familia de España y un piloto”, especificando que había dos adultos y tres niños entre los pasajeros, además del conductor.
El helicóptero pertenecía a una empresa turística llamada New York Helicopter Tours, que ofrece visitas panorámicas de Nueva York desde el cielo y según el rastreo de la aeronave en Flight Radar, en el momento del accidente el helicóptero (un Bell 206) llevaba 15 minutos de vuelo y 6 kilómetros recorridos.
El director ejecutivo de la empresa turística, Michael Roth, dijo a New York Post estar “devastado” y agregó: “No he visto nada así en los 30 años que llevo en el negocio de los helicópteros”.
Al caer al agua, la aeronave se dio la vuelta y quedó con la base flotando y la cabina dentro del agua del Hudson, en un día en que las temperaturas oscilaron entre 0 y 5 grados Celsius.
Por esa razón, buzos de la policía y de los bomberos emprendieron rápidamente las labores de rescate para sacar del helicóptero a las víctimas. Según las autoridades, dos de ellas fueron rescatadas con vida pero fallecieron poco después.